FAVOR DE ALIMENTAR A HOLMES Y A HELSING, GRACIAS.



viernes, 31 de diciembre de 2010

TOP 10 DE COSAS QUE APRENDI ESTE AÑO (ALGUNAS SON INÚTILES, PERO EN FIN...)

10.- En Internet puedes hallar muchas cosas. Algunas... no tan buenas (para más información ver el primer punto del post "cuando no necesitábamos demasiada información".)
9.- El atún en exceso provoca noches horrendas. Dolores, calambres estomacales y vómito.
8.- El hecho de que tus amigos sean unos parásitos holgazanes no significa que sean malos. Aunque esto me costó un ataque de ansiedad y una gripe nerviosa.
7.- Iron Man es el único superhéroe que puede emborracharse, salir con mujeres y ser irreverente al mismo tiempo que salva al mundo. Amén por eso.
6.- Hay algo peor que un hermano menor: un profesor de Cálculo más terco que una mula.
5.- Sir Arthur Conan Doyle era doctor por necesidad y escritor por vocación. Creo que haré lo mismo que él y me dedicaré a la docencia por necesidad y al arte por vocación.
4.- Una mascota es como tener un bebé. Lo cuidas y alimentas y luego ves con dolor y orgullo crecer y volverse independiente.
3.- Hay dos tipos de fans: los obsesivos cuya base es el gran cariño que sienten por su ídolo así como su identificación con éste, y los fans maníacos que quieren verlos ahogarse en un río.
2.- Los hijos jamás le dan gusto a sus padres, sin importar lo que hagan o dejen de hacer, y es algo inamovible. Así que, al final, los hijos debemos aprender a ver por nosotros y dejar de ver por los demás; aunque eso suene algo egoísta, es el único modo de estar felices con nosotros mismos y de no sufrir tanto. Lo digo por experiencia :(
1.- Lo más importante en esta vida es: estar en paz contigo mismo, sentirte contento con el mundo y luchar por mejorar todo cada día.
Por todo esto y mucho más... ¡FELIZ AÑO, HARTITOS MÍOS!

P.D AH!! Algo más: las redes sociales son armas de doble filo.

martes, 28 de diciembre de 2010

ROBERT DOWNEY JR. Y EL MISTERIOSO MUÑECO VUDÚ

Si acaso lo supiera... y si acaso yo lo hubiera sabido antes...
Resulta que hace algunos meses, estaba tan aburrida que decidí hacer un muñequito de tela. Tengo varios de ellos: Mozart, una muñequita de época, un Joker y un Sombrerero Loco. Pero en esta ocasión hice un modelito de... sí, de Robert Downey Jr. Solo por gusto, curiosidad de saber cómo se vería uno de los actores más importantes del mundo en su versión 100 por ciento algodón. El resultado fue más o menos este:

Ya sé que me faltaron los lentes, ¡pues no soy Geppetto ¬¬! Bueno, a lo que íbamos.

Resulta que este tierno muñequito con el que dormía como niña chiquita comenzó a parecerme sospechoso luego de un curioso accidente, o más bien negligencia mía. Había defendido por tres o cuatro meses a mini-Robert de Lobeznito, mis mascotas y de la intransigencia social (porque los del salón morían de ganas por hacerlo bailar un twist en el excusado), pero no conté con mi astucia (sarcasmooooooooo) y lo dejé protegido en un lugar que se llenó de polvo. Lo retiré a la semana de haberme resfriado (¿recuerdan el post donde les dije que me enfermé a la par del Robert de carne y hueso?). El monito me dirigió una mirada de agradecimiento y... el rodaje de Sherlock Holmes 2 inició porque el susodicho estaba recuperado. Miré sorprendida al pedazo de tela, dudando...

Algún tiempo más tarde, lo llevé nuevamente al remedo de campo de concentración que llamo escuela y se lo mostré a Abi. Ella lo encontró muy simpático... y muy útil para quince minutos de tortura. ¡Siiiiiiiii, oyeron bien, torturaaaaaaaaaa! Primero lo sujetó y lo hizo dar mil vueltas haciendo: "Yeah, baby, yeah baby!!" hasta que la obligué a detenerse. Luego lo estuvo lanzando al techo y cachándolo y finalmente hizo un escatológico número en el que:

Abi: ¡Mira, está en el baño! (coloca al monito en posición de estar sentado en la taza)

Lobita: Abi, dámelo.

Abi: ¡Noooo, yo quiero hacerle vudú!

Lobita: ¡Que me lo des, caramba!

Por fin se lo quité a fuerza de estirarlo y casi romperle un brazo (tengo miedo de preguntar cuál habría sido el resultado de un brazo roto en la vida real... O.O) y el pobre mini-Robert salió volando por la ventana y aterrizando de cara. ¿Resultado? A las pocas semanas voy y me entero (cortesía de Garfield, mi amiga) que el Robert de 1.75 metros de estatura se había lastimado en un ojo. Volví a mirar al muñeco, que sonreía con total inocencia. ¿Acaso accidentalmente había creado un monito vudú? ¿Pero cómo rayos lo hice si se supone que los monitos vudú tienen que tener un cabello de la persona a la que le van a hacer embrujos? La respuesta es... no tengo idea. Y tampoco sé que hacer con el monito. Algunas recomendaciones:

1. ¡QUÉMALO, DESTRÚYELO! R= Nooooo, ¡es tan liiiiiiiiiiiiindo! ^^

2. Bueno... aprovecha que es un monito vudú y hazle un amarre para que venga a México (sigo rompiéndome la cabeza tratando de recordar quien fue el o la que me dio ese consejo). R= ¬¬ me crees tan loca??

3. Cuídalo bien para que no haya más accidentes. R= ¿Cuidar a un muñeco? ¡Por Dios! ¿Cómo demonios piensan que voy a pasar 2 horas cuidando del bienestar de un mono relleno de velcro?

4. Regálaselo a alguien que no sea fan, quizá así se vaya el hechizo. R= Ése mono me costó dos picadas de dedo, ¿de veras creen que lo voy a regalar? ¡Huevos!

5. ¡Ps quédatelo! Quizá todo está en tu imaginación. R= Sí... mi imaginación... (tengo mis dudas).

Total que he decidido dejar al mini-Robert en mi cama (donde el único riesgo que corre es quedar enterrado bajo mis almohadas y perecer asfixiado... hmm...) hasta nuevo aviso, o sea hasta que haga una mini-Lobita que lo cuide. O hasta que mi madre se harte de su presencia y literalmente lo mate. O hasta que mi gatita decida que es una buena almohada y se le eche encima.

Y entre otras noticias debo infromarles con gran pesar que Lobita ya no será criminóloga por cuestiones de dinero y de salud... ¡ah sí! y por asuntos familiares. Pero yo no pienso dejarme mangonear por ellos y sus teorías de estudios, y voy a pescar la carrera que se me antoje, a ver como le hacen, jajaja. Ya estoy cansada de que me traten como bebita. ¿Porqué todos los padres tienen ésa obsesión de querer decidir la carrera de los hijos, eh?

Además, hablando de mi gatita, también les cuento un poco de ella. Se llama Maya y es una gatita blanca con negra muy curiosa. Duerme y come en todo el día, le gusta acostarse en mis suéteres y también es muy buena dándole en la torre a la laptop (como el día que se sentó sobre ella). En fin, así ha sido mi vida en dos semanas.

viernes, 24 de diciembre de 2010

FELIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIZ... NAVIDAD!!


Hoy es Nochebuena... mañana Navidad... Y su segura ervidora la Lobita Nocturna les viene a entregar us regalos a mis mas leales comentaristas y lectores y opinantes. ¿Listos?
Para Guerrero:


Una práctca casita de tres pisos para tu ratón. Estoy segura de que le gustará porque a mi hamster le encantó (por cierto, Hamlet, descansa en paz en el estómago de ese gato).
¡Oh! Y también una fotografía firmada de Amy Lee. Imprímela como foto y se verá muy real.

Para Apolline:

Te conozco, jovencita, y sé que una metralleta de largo alcance con seis cañones y capacidad para 20 cartuchos es lo tuyo, así acabarás con toda esa gente que detestas (como tu cuñada). Feliz Navidad y recuerda no usarla en interiores.

Ahora, para Marcia, Ann, Carolina y La Voz:

Un lindo retrato de Isaac Newton con la manzana que nos arruinó la diversión a todos. Difrútalo.

Ahora, Ale-Chan:

No hallaba algo lo suficientemente loco/fanatico/maravilloso/sensible/adorable/bizarro para regalarte, así que... aquí lo tienes... TU PROPIO DIGIMON!! Se llama Pokomon y está en etapa bebé. Digievoluciónalo como tú quieras.

Finalmente, para Digil-Matt:

La colección enterita de Sherlock Holmes en dos tomos!!! (Yo quería ese T_T) Todos tuyos, gózalos y cuando lo acabes de leer... préstamelos, ¿no?

Feliz Navidad y Feliz Cruda Nueva!!!!

martes, 21 de diciembre de 2010

CRONICAS ANTINAVIDEÑAS

En Navidad no todo es magia, alegria, devoción y tío contrabandista con artículos que bien pudo robarse de la casa del mismísimo George Clooney. A veces, las cosas se tuercen un poco y descubrimos que la Navidad, como TODO en la vida, tiene un sentido macabro escondido por ahí. Pues bien, ¿de qué se trata esta vez? De esos cuentos que, queramos o no, tienen un mensaje antinavideño antes de solucionar las cosas. ¿Quieren verlos? ¡Sale!
PRÓLOGO: Existen muchos cuentos antinavideños, pero aqui solo presentaré cinco que, si bien son geniales, pueden provocar grandes traumas en niños pequeñitos.
CUENTO ANTINAVIDEÑO 1: LA LEYENDA DE DED MOROZ.
En otro post navideño les dije que Ded Moroz era el encargado de llevarle juguetes a los niños de Rusia. Bueno, hay un cuentito que dice que la bondad de este personaje no era muy constante que digamos. A veces, las cosas se ponían feas... muy feas...
Como esa vez que... bueno, he aquí el cuento en breve: Un hombre con una hija enviudó y se casó con otra mujer que tambien tenía una hija. La madrastra obligó al hombre a abandonar a su hija en el bosque para que muriera; la niña estaba congelándose cuando Ded Moroz apareció y le preguntó "¿Estás bien, niña?" y aunque ella estaba a punto de volverse cubito de hielo, le respondió "Estoy bien, gracias". Al ver su comportamiento educado, Ded Moroz le dio un abrigo de piel y una caja llena de joyas. Al dia siguiente, el padre de la niña se puso contentísimo al verla y la llevó a su casa. Llena de avaricia, la madrastra fue al bosque a abandonar a su hija, esperando una recompensa similar. Adivinen qué pasó... ¡sí! Ded Moroz apareció y al formularle la misma pregunta, la chiquilla contestó "¡Pues me estoy congelando, viejo maldito!" y sí... la mató. En fin...
CUENTO ANTINAVIDEÑO 2: EL GRINCH
Arquetipo de mi tía en Navidad, el Grinch detesta intensamente estas fechas y decide... robársela!! Se disfraza de Santa Claus y se roba todos los regalos; lo que consideró una maldad enorme terminó en una lección de vida para los Quien (que viven en Villa Quien...valga la redundancia) y para sí mismo. Porque no hay nada más patético que a alguien de color verde tratando de robarse la Navidad. De hecho, en escala de maldad, el Intento por Robarse la Navidad queda en segundo lugar. En tercero está el Intento de Dominación del Mundo y en primer lugar Robarle un Dulce a un Bebé.
CUENTO ANTINAVIDEÑO 3: CUENTO DE NAVIDAD
Charles Dickens vivió en una Inglaterra sumida en la desgracia (viva la era victoriana!!) donde todo era meramente desagradable. Así que, pese a que se llama Cuento de Navidad, esta historia tiene roces siniestros con cosas como la decadencia, el sufrimiento, la pobreza y la muerte. Scrooge es otro tipo que por situaciones de su juventud e infancia, cree que la Navidad es una pérdida de tiempo y odia la celebración intensamente. La única diferencia entre él y el Grinch es que este, por lo menos, no intenta robarse nada.
CUENTO ANTINAVIDEÑO 4: EL EXTRAÑO MUNDO DE JACK
Inevitable: el rey de Halloween se harta de su propia fiesta y decide "tomar prestada" otra fiesta, o sea la Navidad, desencadenando una verdadera desgracia mundial, al poner en peligro la integridad de Santa Claus y de cualquier persona que reciba sus peculiares regalos. Y como no conozco nada mas traumatico que un esqueleto luciendo el traje rojo de Sancho Clós, pues no quedó más opción que ponerlo aquí.
CUENTO ANTINAVIDEÑO 5: NAVIDAD CON EL GUASÓN
En la primera temporada de Batman: la Serie Animada, hubo un capítulo donde el Guasón decide hacerle una broma navideña a Batman, secuestrando simultáneamente al comisionado Gordon, una reportera de televisión y al teniente Harvey. Batman debe hallarlos antes de la medianoche si no quiere que los tres mueran, pero la cosa se pone complicada. Juguetes gigantes, trenes descarrilándose y otras cosas más hacen de una Navidad en Ciudad Gótica el mayor desastre jamás calculado.
Pero la vida sigue y la Navidad también, y eso es lo crucial, ¿no?
Los veo!!!

miércoles, 15 de diciembre de 2010

CREO QUE SOY SHERLOCK HOLMES (O ALGO PARECIDO)


Y no, no es que por fin haya perdido la cordura (algunos registros psiquiátricos dicen que la perdí desde antes de nacer... hmm...), sino que en el micro mundo en el que habito hay ENOOOOORMES similitudes con el universo de Sherlock, tanto el de Conan Doyle como la visión de Guy Ritchie.
¿No me creen? Chéquense:
CASO #1: LA DOCTORA WATSON.
O mejor dicho, Abbi. Al parecer ella ha sustituído a Cachorra como mi nueva y leal amiga. Con Watson tiene muchas similitudes: es una persona agradable, fácil de tratar, tiene un cachorro (pero no de bulldog), ambiciones para el futuro y sobre todo, pase lo que pase con Holmes (o sea yo) siempre está ahí.
CASO #2: LA SEÑORA HUDSON.
En nuestro micromundo de la pseudo escuela a la que desgraciadamente aun asisto, hay una lonchería donde, luego de como dos o tres plantones, nos permitieron comprar. Así que todos los recesos vas al portón de la escuela y te pierdes entre unos cincuenta gritos tipo:
-¡Un lonche!
-¡Unas sincronizadas!
-¡Un mollete!
-¡Un café!
-¡Una coca cola!
Y un largo etcétera. En fin, que la dueña del local es nuestra señora Hudson en particular. Con la única diferencia que la Sherlock Holmes en turno no la hace querer lanzarse de un puente.
CASO #3: ¡Y POR SUPUESTO, NO PODÍA FALTAR EL PROFESOR MORIARTY!
Nada menos que mi siempre "amada" maestra de Arte. Ok, no es que ella sea el Napoleón del Crimen, pero sí es la razón principal por la que sufro (dejando a un lado a los profes de Cálculo e Informática). Lobita y esta maestra son como el agua y el aceite, como Mozart y Salieri, como Lucía Méndez y Verónica Castro, y al parecer el odio siempre ha sido mutuo. Criminal de guante blanco (porque de poder seguro me mataría con sus propias manos), con aspecto inocente y hasta encantador, la Profesora Moriarty me detesta y persigue aún más que el inspector Javert perseguía y detestaba a Jean ValJean (para mayor información, consulte el libro de Los Miserables... ¡y estos fueron nuestros cinco minutos de cultura!).
CASO #4: GLADSTONE.
Ya les hablé de Daisy, esa mugrosa perrita que con su cara de cachorra buena quiere despistar a todos. Lo juro: algún día la cogeré desprevenida y haré experimentos con ella... muajajajaja!!
CASO #5: Y CLARO, SHERLOCK HOLMES.
O sea yo. No fumo, pero como le doy duro al chocolate y las papitas con chile y Pepsi. Sé artes marciales como las que se ven en la peli de Richie. Mi habitación es un total desastre, y sin embargo siempre alego que todo está como debe de estar ahí (la vieja teoría del caos ordenado). Y por supuesto, me gusta mucho sacar deducciones holmesianas, sobre todo cuando voy en un camión.
Solo quería decirles eso. Si encuentran en mi vida alguna otra similitud con la de Holmes, háganmelo saber. Chao!!!

sábado, 11 de diciembre de 2010

MITOS Y RUMORES SOBRE LA NAVIDAD (O SEA, TODO LO QUE TUS PAPÁS NO TE CONTARON)


No es que por fin me haya vuelto la hija deseada de Scrooge o pariente del Grinch, simplemente considero que ya todos estamos algo grandecitos para saber una que otra cosilla sobre la Navidad, al menos, la celebración como simple jolgorio. Así que hoy les traigo los mitos navideños y algunas cosas que tus papás no te contaron porque tu mente era demasiado joven para traumarse.
NOTA: Agradézcanle este post a Mamá Loba, que en Navidad me regaló un libro... sobre la Navidad. Vaya redundancia, ¿no?
MITO 1: ¿PORQUÉ EL 25 DE DICIEMBRE?
En realidad la fecha parece ser históricamente inexacta. Si de verdad los pastores estaban "afuera cuidando sus rebaños", suena perfectamente ilógico que hicieran esto a principios del invierno, porque aunque Belén esté en pleno desierto, la ley decía que estaba estrictamente prohibido que algún pastor llevara a su rebaño por aquélla época del año. Entonces, ¿porqué celebramos la Navidad el 25? Algunos rumores dicen que es porque el 25 de diciembre se celebraba el culto al sol en el Imperio romano. Otros dicen que es por la adoración de una deidad persa, cuya leyenda se semeja mucho a la historia de Jesús. Otros más dicen que la fecha influyó mucho en México durante su colonización porque el 25 de diciembre se celebraba al dios Huitzilopochtli. La verdad, nadie está cien por ciento seguro, pero de que el 25 de diciembre es una fecha importante aquí y en China (bueno, en China no tanto) lo es.
MITO 2: LA REALIDAD SOBRE LA NOCHEBUENA
El 24 de diciembre, la Nochebuena, es un período de espera (como la fiesta del 31 de diciembre, o sea la Nochevieja) antes de la Navidad. La verdad, en tiempos antiguos se consideraba a la Nuchebuena como una noche no tan buena. Al igual que el Walpurgis (o sea el Halloween en su versión céltica) y la noche de San Juan (23 de junio) se creía que algunos espíritus malignos descendían (¿o ascendían? ah, como sea) a la Tierra para hacer desbarajuste. Incluso, para los cristianos primitivos, la Nochebuena era un momento terriblemente peligroso, y no bajaban la guardia hasta que daban las 12:00, la llegada oficial de la Navidad. Por suerte, alguien no tan sádico decidió poner a la Nochebuena como un momento de reflexión previo al nacimiento de Cristo. Y qué bueno, porque en realidad, cada Nochebuena horas antes del anochecer pasan mil cosas en mi casa.
MITO 3: EL ÁRBOL NO ES ESTADOUNIDENSE (DE HECHO, ESTADOS UNIDOS NO TIENE NADA INTERESANTE QUE APORTAR...)
El árbol, ésa cosita verde que puede ser natural o sintético (a propósito: di no a los árboles naturales, sufren mucho en esta época, como los pavos) a la que le colgamos hasta el molcajete de ser cruelmente necesario, viene de un culto pagano de los celtas. Para ellos, el abeto era un símbolo de vida y prosperidad, al ser el único árbol que se mantenía como lechuga aún en lo más crudo del invierno. Otra leyenda habla sobre una pareja de campesinos pobres que un día (precisamente una Nochebuena) acogieron a un niñito que vagaba sin rumbo por el bosque. A la medianoche, el pequeño se reveló como el Niño Dios, y como agradecimiento por la bondad de los campesinos, les regaló una rama de abeto que vivió eternamente, cubierto con manzanas de oro y uvas de plata. Qué bonito, ¿no?
MITO 4: Y HABLANDO DE SANTA CLAUS...
El verdadero nombre de Sancho Clós es San Nicolás de Bari, un santo que nació en la provincia de Bari (Turquía) hace chorrocientos años, y quien realizó pequeños milagros mortales en su vida, y digo mortales porque ninguno contó precisamente con intervención divina, así que más bien se les debe llamar "obras bondadosas". Su imagen cambió bruscamente cuando llegó a los Estados Unidos (como sucede con todo lo que llega ahí) gracias a un poema de Clement Moore y a unos dibujantes de Coca Cola. Fin de la historia.
MITO 5: ¿Y QUIEN ME TRAE LOS REGALOS, PUES?
Esto varía de patria en patria. En gran parte del norte los lleva Santa Claus. En Latinoamérica son los Reyes Magos, y en México y Alemania, el Niño Dios. En la región vasca, el Olentzero, en Rusia es Ded Moroz, en Francia es Tante Arie, y en Italia es la Befana. Por cierto, no todos los personajes navideños son buenos, por ejemplo tenemos a la bruja Baba Yaga, que tiene pleito permanente con Ded Moroz, y el aún mas siniestro Ruprecht, una figura extraña que castigaba a los niños mal portados. En algunas regiones, se creeía que este personaje se llevaba a los niños malos en un saco para devorarlos, pero nuevamente alguien menos enfermo de la cabeza decidió omitir esa parte.
MITO 6: DE VEZ EN CUANDO, LA GENTE TIENE CEREBRO
En la Navidad de 1914, durante la Primera Guerra Mundial, en el frente de Ypes (Bélgica) ocurrió un auténtico milagro: ambos bandos, los de la Alianza y la Etente, detuvieron el fuego y caminaron por tierra de nadie para... sí, ¡para delebrar la Navidad! Se hicieron intercambios de regalitos que sus respectivas familias les habían mandado, compartieron sus cenas y hasta organizaron partidos de fútbol. Este comportamiento alarmó a los jefes, pero muy pocos hicieron el intento de detenerlos, la verdad todos ya estaban hartos de las matanzas diarias y decidieron llevarse bien por un día. El 26, todos volvieron a sus trincheras y le siguieron, pero mientras tanto, demostraron que aún en las peores situaciones hay bondad en el mundo.
MITO 7: NACIMIENTOS Y OTROS ADORNOS
Los nacimientos tal y como los conocemos fueron acuñados por San Francisco de Asís, para ayudar a la gente a entender mejor la historia del nacimiento de Jesús, valga la redundancia. Su extensión no fue muy amplia (veamos Estados Unidos y otras naciones anglosajonas) por el labro meramente hispano de los franciscanos, pero aún así es un encanto verlos. Respecto a las coronas de Adviento, nuevamente vienen de los celtas y estaban hechas de ramitas de abeto. Las luces y velas simbolizan la luz en medio de la oscuridad, como una señal de esperanza. Y si alguien colgó un muérdago de su puerta... ya sabe lo que le espera.
Y ahora... los Mitos de la Lobita, porque en estas celebraciones cualquier cosa puede pasar.
MITO DE LA LOBITA 1: LAS POSADAS
Las posadas en realidad son las procesiones de clase medio religioso y medio festivo en el que desde el 16 de diciembre hasta el 24 las comunidades se reúnen y hacen un caminito para conmemorar la peregrinación de José y María. A veces, en la proseción se puede ver a los Judas, que representan a las tentaciones, y son personas disfrazadas con máscaras negras que agitan látigos o sogas, haciendo un ruido espantoso. La primera vez que los ví, huí por mi vida al cómodo interior de mi camita, jeje. Así que cuando los inviten a las "posadas" de su escuela o trabajo, en realidad están yendo a una vil fiesta. Aguas porque en ambos tipos de "posadas" pasan cosas, como que el burro o el buey se te vengan encima, se te olvide la letanía, te quedes dormido en el rosario y otras cosas más.
MITO DE LA LOBITA 2: CHAPLIN vs LA NAVIDAD
Resulta irónico que alguien con un temperamento tan alegre odiara tanto la Navidad, más aún cuando decidió arruinársela a todos, no robándose los regalos como el Grinch, si no amaneciendo muerto el 25 de diciembre. Pero así son las cosas en este mundo.
MITO DE LA LOBITA 3: ¡¡PIÑATA ASESINAAAAAAA!!
AGUAS con las piñatas. Antes, estas figuritas simpáticas con siete picos eran dóciles, pero los tiempos cambian, y ellas también. Sí, en su interior se esconden tesoros divinos, pero tendrás que arriesgarte, así tipo cruzada. Primero, porque un bruto te tapa los ojos con un pañuelo y te da mil vueltas, luego, ya poniéndote borracho, te avientan hacia la dichosa piñata (por primera vez en la vida, te sientes como un toro de lidia, mareado y asustado), luego, a darle de palos a algo que sabrá Dios dónde ande, y de seguro en el proceso te descuentas a algún inocente o, en su defecto, la piñata te descontará a tí. Y si no, entonces quedarás frente a una piñata hecha con kilos de cartón, tan invencible como la armadura de Iron Man y tan frustrante como examen de precálculo, y luego de que todos dieron triple vuelta para romperla, llegará algún alma piadosa a abrirla a navajazo limpio, como hizo una vez mi tío contrabandista.
MITO DE LA LOBITA 4: VILLANCICOS... LALALALALA
En estas fechas, a cada rato escucharás las clásicas "Blanca Navidad", "Jingle Bells", "Noche de Paz", "Feliz Navidad", "Rodolfo el Reno", y un largo etcétera. Así que prepárate. Por cierto, ¿sabías que durante la Segunda Guerra Mundial algunos villancicos fueron transmitidos por el bloque soviético a las tropas occidentales para ponerlos nostálgicos y evitar que sintieran ánimos de pelear? Eso es no tener ma...nera de ganar.
MITO DE LA LOBITA 5: LOBITA vs EL MARATÓN GUADALUPE -REYES
Nop, no es un partido clásico de fucho (gracias al cielo) sino una serie de festividades que dura prácticamente un mes, ¿me oyeron? ¡UN MES ENTERO DE FIESTAS, MÚSICA, REGALOS, GRITOS Y BANDA DE 10 A 12 DE LA NOCHE! Empieza con el día 12 de diciembre y la celebración a la Virgen de Guadalupe, seguimos tranquilos hasta el 16 cuando empiezan las posadas, llegamos hasta el 24 y 25 (los días más ruidosos) con Nochebuena y Navidad, seguimos del 31 de diciembre al 1° de enero con el Año Nuevo (el día que más sufro) y terminamos el 6 de enero con el Día de Reyes. ¿Contaron bien? ¡Son prácticamente 25 días de fiesta tras fiesta! Por eso los mexicanos somos únicos en nuestro tipo. Y claro, yo sufro mucho en Navidad y Año Nuevo, porque mis vecinos la saben armar en grande y la última vez me tuvieron despierta de 4:00 a.m a 6:00 a.m con su horrorosa fiesta. Auch.
MITO DE LA LOBITA 6: EL PAVO
Afortunadamente, en mi casa no comemos pavo, ni romeritos ni bacalao. De hecho, en Navidad cenamos Kentucky o un remedo extraño de pastel, cortesía de mi abuela. El pavo en estas fechas la pasa fatal, es el único animal que no pasa una Navidad feliz porque es asesinado, destripado, rellenado con especias y cocinado (hmmm, aunque debo admitirlo, el pavo nunca pasa frío) para el deleite de todos en la casa. Así que, definitivamente, el pavo sufre, y mucho. Al menos no dbe pasar la velada oyendo a los primos odiosos, los vecinos ruidosos, los abuelos nostálgicos ni los discos de música pasados de moda, o peor: los especiales navideños que tanto agradan a Lobeznito, ¡noooooooooooo!
MITO DE LA LOBITA 7: LOS PORMENORES DE UN TÍO CONTRABANDISTA
No todo es miel sobre hojuelas cuando tienes un tío que estuvo en los separos de una delegación policíaca a los 15 años durante 24 horas, ni que te hace llave de lucha libre cada vez que te ve, o que casi te mató en una bicicleta de montaña cuando tú solo tenías 4 años, pero que te consiente hasta los límites de lo racional. No. En Navidad, la cosa se pone mucho peor. ¿Porqué? Sencillo, mi tío contrabandista es el típico tío que odias o amas, dependiendo de tu humor, pero que siempre esperas, porque sabes que cuando llegue, lo hará con un saco de cuero y de él saca los regalos más alucinantes del mundo (de pequeña, sospechaba que mi tío asaltaba a Santa Claus, lo que explicaba los juguetes maravillosos y el saco), pero también, con los regalos, trae cosillas como... hmm, digamos... ¿cohetes y bengalas? ¡¡Correcto!! y cuando menos me lo espero, mi tío ya me sacó a rastras al patio junto con mis primos a presenciar un acto en contra de la humanidad que es muy divertido: explotar todo aquello que contenga pólvora. Algunos de sus misteriosos juguetitos chinos se reducen a dar vueltas por el piso lanzando destellos de luz; otros, hacen un ruido espantoso y estallan en volutas de humo de colores, y uno que otro, literalmente vuela a la atmósfera y explota cual bomba atómica, y si cae en la casa de alguien provoca estragos enormes, como la vez que prendimos sin querer una palma seca. En fin, cosas que pasan...
MITO DE LA LOBITA 8: AL FIN Y AL CABO...
Sí, lo reconozco: me cayó una piñata encima, decapité al ángel del nacimiento cuando tenía 6 años, normalmente me acabo la cinta adhesiva envolviendo los regalos, los renos de fieltro me han sacado los ojos varias veces con las cornamentas, me he congelado, agotado, lastimado y hasta llorado, pero al fin y al cabo esto solo sucede una vez al año, así que ¡hay que recibir a la Navidad con gusto! Ya sea que veas a la Navidad desde un punto de vista religioso, o como una época de dar y recibir, o una simple fiesta, la verdad, es un momento genial, con todo y las desgracias que ocurren de cuando en cuando, así que ¡gózala!

martes, 7 de diciembre de 2010

¡GLADSTONE!

Sherlock Holmes (al menos el de Downey Jr.) tiende a conportarse cruelmente con el cachorro del doctor Watson, Gladstone, un ejemplar corriente de bulldog con mirada perspicaz y tendencias misteriosas (¿alguien le ha visto hacer algo más que dormir y mirar a Holmes inquisitivamente?). Yo creí que los Gladstone's pertenecían a la fantasía literaria, pero resulta que estas mascotas tan peculiares son reales. Y lo peor: tengo uno en casa.
Verán ustedes, tengo mucho cariño por los animales en general: perros, gatos, ratones, aves, peces... Habitualmente (y periódicamente, o sea una o dos veces al año) rescatamos a alguna de estas simpáticas criaturitas y las cuidamos hasta que, del mismo misterioso modo que llegan, se van.
Entonces un día de marzo o abril (no me acuerdo bien), nos encontramos con una perrita. Un ejemplar de french poodle de aspecto demacrado que estaba de pie a media calle. Yo traté de subirla a la banqueta para que no quedara como calcomanía, pero al verme acercarme la perrita se dio a la fuga lo más pronto posible. A los pocos días, Mamá Loba logró pescar a la fugitiva y meterla a casa.
Bueno, imagínense la escena: es como si Batman llegara a su Baticueva y descubriera que adentro está Iron Man haciendo un desorden. Así mismito me sentí. Pero ¡nooooo! la cosa se pondría peor.
Los meses próximos, este remedo de Gladstone cuyo nombre es Daisy ha hecho de todo un poco: ladrarme y gruñirme, orinar mi cama, robarme los calcetines... Y claro, yo no pensaba quedarme cruzada de brazos y comencé el contraataque al mejor estilo de la Segunda Guerra Mundial y el conflicto árabe-israelí: bloqueos, ataque directos, espionaje, propaganda (alias "mamá, Daisy mordió mi calceta") y otras cosillas. Y así llevamos un promedio de 7 u 8 meses.
Perdonen los posts tan cortos, pero hasta que entre a vacaciones podré comunicarme como Dios manda con ustedes. Bueno, y si el profesor de Informática no decide otra cosa sobre mi persona, como vengarse por fin de mí ¬¬
Adiosito!!!

viernes, 3 de diciembre de 2010

100 FORMAS PATÉTICAS DE MORIR, A.K.A LOBITA ESTUVO A PUNTO DE...

...¡TERMINAR EN UN HOSPITAL!
Voz de Fondo 7: ¿Hospital psiquiátrico? ¡Ya era hora!
¬¬ (Lobita toma a la Voz de Fondo y la lanza por una barranca).
No, un hospital común y corriente. ¿Porqué? Sencillo. Por primera vez en mi vida sufrí un ataque de nervios tan potente que pasé 24 horas recuperándome de éste, en mi camita sin tele ni computadora (¡noooooooooooo!) y tomándome una infusión de hiel de toro. Guácala.
¿Y porqué? Ah, pues porque como es fin de semestre, los muy &$#%& de los maestros no tuvieron reparo alguno en dejarnos los trabajos finales más sádicos que se les pudieron ocurrir, y claro, como de costumbre, los dejaron en equipo. ¬¬ rayos.
ODIO los trabajos en equipo: son aburridos, molestos, difíciles... Y sobre todo, estos últimos trabajos (los que me provocaron la crisis) me tuvieron tres días enteros tabajando a marchas forzadas y presionada por medio mundo. Al final, tener dos trabajos urgentes, y otros dos que significaban la diferencia entre la vida y la muerte (o mejor dicho, entre la aprobada y la reprobada) fue más de lo que mis pobres nervios soportaron. El cuarto día (o sea, ayer) me sentía tan cansada y débil que solo estuve dos horas en clase, y después salí para ser atendida como se debe por Mamá Loba. Al final terminé con varios dolores: una tensión corporal imposible, hígado levemente inflamado, jaqueca intermitente y dolor de estómago. Mamá Loba se encargó de quitarme eso por el "Método Natural", o sea que me puso en el piso y me tronó todo el esqueleto a base de apretones y golpazos, haciéndome sonar como una matraca, y luego me obligó a bañarme y a quedarme en cama todo el día, a base de caldo de pollo (según ella, el caldo de pollo cura cualquier mal físico y emocional, nadie sabe porqué) y té de hiel de toro.
Total que luego de horas y horas de alucinar así tipo Dan Dark el de la película de El Detective Cantante (nomás faltaba que todos armaran un número musical y listo, fantasía completada) logré medio levantarme y por ahora, sigo viva.
De veras, jamás creí ese chisme de las crisis nerviosas, y ahora sí compadezco a lso que las sufren muy seguido. Ojalá jamás les dé una de ésas, quedas convertido en el fantasma de tí mismo luego de un rato.
Pero en fin, es diciembre, pronto será Navidad, y mejor seguir el ejemplo de Chaplin y seguir sonriendo... a ver si eso le cambia tantito la cara al mundo.
¡Chao!

jueves, 25 de noviembre de 2010

ADIVINEN QUE... :D

YA NO LE TENGO MIEDO A JUANITO SACATRIPAS!!!!!
Ok... vil mentira... ¬¬
Le sigo teniendo pavor, ¿porqué? Verán ustedes, el otro día su segura servidora recibió como "premio de consolación" en un concurso, un libro de literatura muy bonito y simplón. Estaba yo hojeándolo como si nada y de pronto...
¡HUEVOS! (Perdón por esa palabrota) un mugroso grabado (gracias a Dios era un grabado... y no una foto) de Jack el Destripador. Aaaay...
Era de noche cuando estaba leyendo eso, ¿imaginan lo terriblemente traumático que fue para mí?
El caso es que con esto me he dado cuenta de tres cosas:
1° No todos los premios de consolación son irremediablemente patéticos y casi burlescos.
2° Mi maestra de Arte terminará lo que Jack empezó hace 122 años (ahorita les digo porqué).
3° No sirvo para criminóloga...
¡En serio! No tengo estómago para criminología, no con tantos cadáveres... y criminales maníacos... y cualquier otra cosita... Brrr!!
Entonces, ¿qué estudiaré? Hay mil cosas que desearía hacer... y debo elegir pronto, pues el próximo año salgo de esa pseudo preparatoria barata (OJO: barata en orden educativo, porque cobran un ojo de la cara... ¡y ni colegio es!).
Ahora... mi maestra de Arte... ¿qué puedo decir de ella, además de que seguramente es hija ilegítima del demonio y su padrino es Michael Jackson? (ah no, esa era la ex amiga de Paris Hilton... ¿cómo se llama? ¡ah! Nicole Richie). Bueno, ella me odia casi tanto como debe odiarme Juanito... o en su defecto, casi tanto como yo lo odio a él. Chéquense el top 5 de horrores de mi maestra a quien llamaré "Señorita Sacatripas":
5° Lo más light que me ha hecho (hasta el momento) es cambiarme dos veces el trabajo final.
4° Regañarme por ser una "rebelde anarquista" a media clase porque en vez de mapa conceptual hice un mini resumen. ¡Ps quería dibujos, y los p*** dibujos no cabían en el mapa!
3° Dejarme morir sola en el concurso del que les hablé previamente.
2° Obligarme prácticamente a soportar una cabeza de toro sobre los hombros durante 20 minutos como castigo por no terminar un trabajo (no se preocupen, la cabeza era falsa... pero los cuernos no ¬¬).
1° ÉPICO ENTRE LO ÉPICO: Hacerme usar a las 7:00 a.m con una temperatura máxima de 3 grados centígrados un mini vestidito para mi exposición, tenerme 50 minutos más así vestida a la interperie en lo que se le hinchaban los ovarios para dejarme exponer y volver al calor de mi suéter y encima de todo, CASI REPROBARME porque no le gustaron mis ilustraciones. ¬¬
Y bueno... ¿ahora me creen? Lobita tiene por lo menos tres enemigos naturales:
-La Señorita de Arte.
-Juanito Sacatripas.
-Las Matemáticas (por ende, cualquier idiota... perdón, cualquier "sabio erudito" que las imparta).
Otros enemigos son el reggaeton, la duranguense, las verduras cocidas (con el chayote a la cabeza), el pastel de carne, Daisy mi perrita (mendiga perra enana blanca...), la época de exámenes y el dolor estomacal. Qué vida la mía, ¿no?
Y por otro lado, para acabar este misceláneo, permítanme compartirles una nota.. una nota musical.
¿Saben lo mucho que me gusta Mozart? Ni yo misma sabía que lo quería tanto... en fin. Hace poco tuve que aprenderme la Lacrimosa para una tarea (nop, no era de Arte, gracias al cielo) y descubrí que tengo buena voz (cosa que casi no se nota porque usualmente hablo como ardilla atropellada), así que estoy planeando aprender más canciones y arias de este tipo. Y volviendo a Mozart...
¿SABÍAN QUE...
Mozart fue quien le colocó música a la célebre canción infantil "Estrellita"? ¡Se los juro!
En fin, los abandono. Chao!!

lunes, 15 de noviembre de 2010

SOUNDTRACK!!! (otra prueba de que tengo mucho tiempo libre)

Como me he dado cuenta de que les gustó mi novela de "El Coleccionista de Muñecas", es momento de traerles el... soundtrack exclusivo!!

Bueno, en realidad son piezas de otros soundtracks de otras películas, pero como yo las escuchaba mientras escribía pues las considero el soundtrack, jejeje. Ahi les van.





NOMBRE: Luna Dorada


MOMENTOS CLAVE: Como dice el título (analfabetas ¬¬) es cuando aparece la luna dorada en la novela. También es el estado emocional de Alessa cuando presiente peligro o simplemente tiene miedo: la luna dorada para ella simboliza que una desgracia sucederá.


NOMBRE: Orfanato


MOMENTOS CLAVE: Más que al orfanato, aquí se quiere expresar la sensación de alivio que teníam Alessa y Margot al estar juntas y lejos de los problemas de su casa. Y como (AGUAS CON EL SPOILER SI NO LEISTE LA NOVELA) Vivian estuvo ahi también, refleja un poco de la inocencia de su alma.


NOMBRE: El Coleccionista de Muñecas


MOMENTOS CLAVE: La investigación que realiza Alessa cuando Margot muere y descubre que hay otras víctimas.


NOMBRE: Sonata de Alessa


MOMENTOS CLAVE: A partir de la muerte de Margot, se convierte en su pieza musical clave: es lenta, agobiante, extraña... tal y como se siente ella, pues tiene a la vez miedo, furio y culpabilidad.


NOMBRE: Inocencia Interrumpida


MOMENTOS CLAVE: El tema de Margot (y también de Vivian). Es parte del soundtrack de Silent Hill (¿recuerdan?) y en dicha película se escucha cuando la niña es llevada al hospital, y muestra su sufrimiento luego del intento de asesinato que hizo contra ella el pueblo de Silent Hill, por lo tanto lo relacioné directamente con Margot y con Vivian.


NOMBRE: LOCURA


MOMENTOS CLAVE: Con solo oirlo, uno ya se los imagina: la huida de Alessa al bosque, el ataque del hermano de Vivian...


NOMBRE: La Última Pesadilla


MOMENTOS CLAVE: Cuando el hermano de Vivian trata de matar a Alessa y la posterior huida de ésta con Vivian.


NOMBRE: Dulces Sueños, Vivian


MOMENTOS CLAVE: El final. Ya todo está en calma, el asesino es descubierto, las muertes son vengadas, las pesadillas se acaban y Alessa le promete a Vivian que, cuando regresa la primavera, ella volverá con él.


Y, ¿qué tal? Las canciones pertenecen a los soundtracks de In Dreams y Silent Hill.

sábado, 13 de noviembre de 2010

LADY LOBA y LAS BRUJAS DE LAS HISTORIAS DE AMOR

Sí, lo reconozco, me gusta Lady Gaga.
¡Wooh wooh, antes de que enciendan las antorchas y tomen los azadones para ir a lincharme, déjenme explicarles porqué!
Ya sé lo que me van a decir: que qué clase de cosa rara que me ofrecio algún amable señor en la calle diciendo que eran dulces me tragué/fume/tomé/inyecté/inhalé (o de plano las cinco opciones), pero se los juro, estoy totalmente limpia. Lo que pasa es que tengo varias razones para ser fan de ella (o como dice, ser una "Little Monster"):
1. Es tan excéntrica como yo (claro, ella más que yo, creo).
2. Su música es padre, y además ella escribe sus canciones. La mayoría de los artistas son tan pero tan huevones que no escriben NADA (coff, coff, Belinda, coff).
3. No la de miedo hacer el mega ridículo con su ropa (y no solamente hablamos de los eventos, sino en la vida normal).
4. Aunque actúa como psicópata, también es centrada. En varias conferencias ha hablado sobre el sexo seguro y de autoestima, porque dice que ella la pasaba pésimo en su juventud por ser tan tímida (como yo!!).
5. Pues... ¿qué mas quieren que les diga, pues?
Este post estuvo muy cortito, pero es que tengo muy poca imaginación y no ha pasado nada interesante últimamente, excepto que una amiga mía bailó la de Fergalicious a un muchacho de mi salón con movimientos solo visibles en videos de reggaeton o en table dances. O.o haremos de cuenta que jamás sucedió.
Y en otras noticias, sí, por fin compré la serie deAlly McBeal, pero SOLAMENTE la cuarta temporada (las otras apestaban duro, como la Academia, que solamente la cuarta generación valió la pena... Sí, me obligaban a ver La Academia). Hubo una canción que me dio mucha risa en esa serie, que se llama "Tell your mother stop yapping" (traducido: "Dile a tu madre que deje de parlotear") y tal como dice la canción, es una pareja de novios y el chico tiene que lidiar con su "adorable" suegra.
Eso me hace pensar que he tenido suerte con mis suegras, porque a una nunca la conocí y la otra me quiere más que a su hijo. O.o que raro, ¿no? Pero también me recordó a la canción que Alejandra Guzman canto con Eugenio Derbez, llamada "Hey suegra", con frases tan reales como:
Cuando salgo con su hija a cenar tacos
Se nos pega y va de gorra
Nunca paga lo que traga, ¡no!
Y también...
Un día la voy a llevar
Allá por Chapultepec
En una de ésas la ven
Y me la enjaulan también.
O también la canción de "Man Like Me". Esa habla sobre un tipo que irá a casa de su novia a pedirle matrimonio, pero tiene que lidiar con TODA la familia, y en especial con la madre, porque el coro dice:
She says you're throwing life away
To move with a man like me
She's not blind, she just don't have mind to see
Que traducido dice:
Ella (la madre de la novia) dice que estás arruinando tu vida
Por estar con un hombre como yo (comprensible dado que el autor de la canción es Robert Downey Jr, y hasta la fecha no conozco a ninguna madre que permita que su hija se vaya a vivir con él).
Ella no está ciega, simplemente no quiere ver. (O sea, no quiere entender que su hija lo ama).
Y finalmente, cierro este post tan fuera de foco con una pequeña fracesita:
Si el mundo te da la espalda... agarrale las nalgas!!
xD

domingo, 7 de noviembre de 2010

TODO UN PARTO... y toda una odisea la mía para verla.


¡¡¡SI!!! Por fin, por una sola vez en mi vida, le he ganado a Ale-Chan en ir al cine a ver una película... muajajajajajajajaja!!! (Pero como desagravia por mi atrevimiento la dejaré a ella hacer la critica de Harry Potter 7).
En fin, les contaré mi triste historia: erase una vez, hace mucho tiempo, en un país llamado México y en una ciudad mejor conocida como Lobolandia una Lobita que estaba enamorada de un lobo yanki llamado Robert Downey Jr (porque el perro mexicano del que estaba enamorada era tan menso pero tan menso que prefirió salir con una zorra... pero en fin, esa es otra historia).
Así que Lobita (o sea yo) hizo un plan, un plan que por poco falla...
¿En español? Iba a ir a ver la película de Todo un Parto con unas amigas y... las amigas se rajaron. ¬¬ Inches amigas...
En fin, que hoy me desperté con el virus...
VOZ DE FONDO 7: ¿Del ántrax?
No, guacala.
VOZ DE FONDO 7: ¿De la influenzia AHNRN?
¬¬ eres una...
Con el virus de la aventura, pues. Y sin más agarré a la primer alma que encontré en mi agenda (o sea mi amada Cachorra) y nos largamos al cine. YES!!!
Ahora, ¿listos para, por fin, saber de qué se trata?
PRIMER SINOPSIS SIN SPOILERS:
Peter Highman, o sea Robert, es un arquitecto frío, calculador y extremadamente amargado (por no decir que tiene el sindrome de la Cabeza Olmeca o Cara de Tabla) que se encuentra al otro lado de Estados Unidos trabajando. Un día decide volver a su casa, porque su esposa Sarah (Michelle Monaghan... si, la tipa esa de Kiss Kiss Bang Bang... ¿se acuerdan? la del vestido rojo) esta a pocos días de tener a su bebé y quiere llegar a tiempo. Pero en el aeropuerto se cruza con Ethan (Zach Galifianakis, el gordito simpatico de ¿que paso ayer?) y por culpa de este, Peter pierde el vuelo, y gracias al amable ofrecimiento de Ethan, se va con él de aventón, sin saber las horribles desgracias que su "amigo a la fuerza" y su mascota le provocaran.
Creanme, esta imagen es solo el prefacio de los horrores que Peter vivirá al lado de este aspirante a actor. Pobrecito, lo compadezco.
SINOPSIS DE LA PELÍCULA CON SPOILERS, AGUAS PORQWUE DESTRIPO EL 70% DE LA PELÍCULA!!!
Entonces... Después de que Peter e Ethan comienzan a viajar juntos, Peter descubre que Ethan quiere llevar las cenizas de su padre al Gran Cañon, pero no es todo: por culpa de él, un discapacitado le propina la golpiza más dura que he visto (y juro que hasta a mí me dolió y senti horrible cuando lo vi escupir sangre... ¡ay mi vida!), se fractura un brazo en un accidente de auto, lo detienen en la aduana, le disparan dos veces y hasta sospecha que su esposa le fue infiel. Pero al final las cosas resultan tiernas y Peter se hace una persona más tolerante y se lleva mejor con Ethan. El final es a la vez tierno y gracioso.
FIN DE LOS SPOILERS.
Ahora, ¿qué esperar de esta cinta? Suena como a comedia barata, ¿no? Quizá lo sea en parte, pero tiene mucho corazón, momento loco tras momento loco, música pegajosa, comedia fisica (golpes, patadas, escupitajos, gemidos de dolor por parte de Robert...), un bulldog francés, Jamie Foxx en un papel pequeño pero importante (sale en promedio 10 minutos en la pantalla, si no es que menos), escenarios hilarantes... y claro, Robert Robert Robert.
Aqui, un cuadro de cómo me la pasé esos 98 minutos:
En fin, de cinco estrellitas yo le doy un 4.5 porque aunque tiene sus fallas, es una comedia ligera (no apta para toda la familia porque dicen cada grosería... recuerdo esa de: "Estamos aqui reunidos para darle el ultimo adiós al señor NO SE COMO CHINGADOS SE LLAMABA!!!") y con personajes geniales con los que de segurito te sentirás identificado (a mí me quedó claro que soy como Ethan, excepto cuando estoy en la escuela, ahí soy más como Peter).
Y aqui mi poster personalizado con mi Cachorra y su odiosa gatita. Chao!!!

jueves, 4 de noviembre de 2010

TENGO FRIOOOOOOO...

Normalmente desde el mes de marzo hasta el mes de septiembre, no puedo hallar acomodo en ningún sitio: el uniforme escolar me rostiza, no puedo durar mucho con una misma pijama, prácticamente duermo en el suelo por el calor... Bueno, cientos de cosas me pasan por vivir en una ciudad donde se puede llegar a los 30 grados de noche.
Pero apenas empieza octubre, la cancioncita cambia, y mucho, como cuando los grupos de banda agarran una canción y la descomponen a placer ¬¬ y ahora me congelo!!
No hallo un sitio lo suficientemente pequeño y calentito para dormir, me pongo como cuatro o cinco cobijas encima de noche y lo único que consigo es comenzar a ahogarme leeeeeeentamente, me cuesta un trabajo levantarme en la mañanita y salir de mis tibias mantas para que, apenas salido el dedo gordo de mi pie fuera de estas, grite:
-¡AAAAAAAAAAAAAAAY! ¿Qué onda, estoy en el polo norte o qué?
Es oficial: me congelo. Y mucho. Próximamente terminaré convertida en monito de nieve, porque Lobolandia es de temperaturas patéticamente extremas: en primavera, parezco pollo rostizado (nomás me falta agarrarme a un tubo y dar vueltas) y en invierno, se me congelan hasta las ideas. Bueno, estos días desearía ser un pan, para pasar laaaaaaaaargas y deliciosas horas en un horno. Hmmm, horno....
Pero, aparte de que quedo heca un cubito de hielo, otras cosas interesantísimas pasan en invierno. La primera y principal... me deprimo. Mucho.
De pequeña fui muy apegada a la Navidad, sobre todo el modo en que la celebraban en mi casita. Pero... ¿no les ha pasado que crecen y las cosas cambian MUCHO de perspectiva? De pronto, de ésas navidades pasadas a los seis, siete años, solamente queda el recuerdo...
Me da miedo. Me da miedo perder ése cosquilleo en el fondo del estómago cuando comenzaba a escuchar los villancicos, a dejar de hipnotizarme con las luces del árbol, a dejar de arrullar al niño Dios en el nacimiento, a no volver a recuperar ni la paz ni la dicha que alguna vez estuvieron presentes en ésa época. Ahora, el invierno es muy oscuro, y mi único refugio son mis recuerdos y la esperanza de que, cuando la noche no sea tan larga, cuando las nubes grises se vayan, y cuando dejemos de mentirnos por dentro para ser felices, entonces podré ser feliz otra vez.
Sí, me duele mucho recordarme de niña y ver que las cosas eran preciosas, que de verdad se sentía lo que hacíamos. Ahora, me da miedo que llegue el 25 de diciembre, porque mis últimas memorias sólo son suspiros ahogados, súplicas silenciosas y lágrimas ocultas en la oscuridad, con las velas como únicas testigos de mis anhelos.
Invierno. El invierno se queda por dentro todo el año, y cuando llega aquí, mi verano tiembla, y a ratos parece ser un otoño imposible; es como si las heridas viejas se abrieran y me recordaran lo difícil que es, a veces, estar en un momento de felicidad y descubrir que todos solamente fingen estarlo. Y lo peor de todo es no poder hacer nada.
Echar a correr por las calles a la mitad de ésas noches heladas y contagiarme de la felicidad sincera de otros, dejarme llevar por las luces, por las canciones, por el viento, por la luna... Ya no apretar los dientes y hacerme la sorda y la fuerte, ya no escuchar frases pesimista, volver a sentir la Navidad tal y como era... No me refiero a los regalos, sino a ése sentimiento de paz tan sincero y alegre que antes tenía y ahora... ahora está extraviado. Se nos escapó a todos por una pequeña brecha.
¿Es mucho pedir un sólo día sin peleas y sin gritos? Yo creo que sí. Pero no me queda de otra más que refugiarme en el lucero eterno de las estrellas, y arrodillarme en el único sitio seguro que conozco y rogarle a Dios que por un solo día me deje descansar de tanta infelicidad. No quiero vivir en donde hay cenizas de guerras pasadas y nunca olvidadas. Cuando sea mayor y tenga a mis hijos, no voy a robarles ése pedazo de dicha, porque sería injusto ver cómo, poco a poco, se merma su felicidad y su esperanza.
Conmigo, al menos... no es muy tarde aún.









domingo, 31 de octubre de 2010

EL GRAN DILEMA CON LA COMIDA CHINA

Hay algo que verdaderamente no tolero, y es algo que se ve día a día. Nop, no se trata de los reggaetoneros, tampoco de los vendedores ambulantes de películas piratas que se suben a los camiones a ponerte sus "ganadoras del óscar" en su super reproductor, y mucho menos me refiero a la creciente obsesión por la mecatrónica. Nop. Se trata de un ícono cultural (o anticultural en todo caso) mejor conocido como: comida cantonesa.
Para empezar, tengo problemas de identidad con los chinos y japoneses. ¿Porqué? ni idea. Me gustan los animes y pienso que la muralla china es linda y todo pero... no sé. Tengo obsesión por los extranjeros, soy medio xenofílica, porque nada me alegra más el día que ver gente de Europa, Oceanía y el resto de nuestro continente. Pero veo a los chinos y... cuaz!! No tengo NADA contra la gente, pero sí contra su comida.
¿Porqué? Ni idea. Simplemente veo el tan conocido restaurantito en medio de la calle de Juan Álvarez (o piensen ustedes en alguna calle que les sea muy conocida) y se me revuelve el estómago.
Pero mi familia... ¡aaaah mi familia! Está enamorada de la comida cantonesa. De vez en cuando aparecen con los consabidos platitos o charolas de hielo seco y cuando lo abren... ¡JAJA! No hay pollo, sino:

No tengo idea de qué rellenan ésas tortillas, ni sé porqué el arroz es taaaaaaaan gris ni qué chiste tiene una pasta sin SABOR ALGUNO. Los camarones son pasables, pero esto es tan vegetariano que no lo soporto.

Mi mamá se tira de los cabellos cada vez que me meto (simultáneamente) hasta seis tacos de barbacoa o me aviento dos platos de pozole, o peor aún: cuando me atrevo a comerme una pizza. Pero le brillan los ojos cuando, sádicamente, me da de comer ésta "maravilla culinaria" de Lejano Oriente. Eso me recuerda, ¿porqué todos lo llaman Lejano Oriente? ¡Por Dios, sólo está el océano Pacífico de por medio, nos queda a la vuelta de la esquina! En fin.

Aquí me ven a mí, Lobita, en el restaurante Chin -Ghai -Tumau-Tser (porque siento que eso es lo que me dicen cada vez que me sirven de comer esa cosa) y preguntándome si de verdad eso es comestible (en segundo plano tengo a un miembro del restaurante peleándose con un paisano chino en su lengua natal. Dios bendiga la globalización).

Cuando sea grande, fundaré un restaurante llamado "Lobita's Dream", un lugar donde podrán comer LO QUE SE LES DÉ LA GANA, sin que tengas a toda tu familia fregando a la borrega con que te retaques una pasta paliducha de dudosa procedencia.

viernes, 29 de octubre de 2010

ULTIMO CAPÍTULO DE LA NOVELA!!!!!!!

12
Amanecer
Los acontecimientos se agolpaban como memorias extraviadas en mi cabeza, como si viera una vieja película a blanco y negro de mi propia vida: estaba yo arremolinada debajo de unas mantas con mi hermana recién nacida en los brazos; luego, sólo estaba yo en los brazos de un policía que me sacaba de casa, con la luna amarilla sobre mis ojos; después, el orfanato, y Margot y yo jugando juntas… Margot, gritándome que me odiaba y desapareciendo en la nada… una muñeca de tela en el suelo… Margot, como una verdadera muñeca, con su vestido teñido de sangre… Yo frente a la luna… las mariposas negras… las manzanas… el reflejo de la luna en el pozo… Vivian… el árbol con los nombres… las niñas con alas en la espalda… Y nuevamente mi hermana, mirándome desde un sitio desconocido y lleno de suave luz.
-Felicidades, Alessa. Lo lograste.
-Margot… -gemí desde lo más profundo de mi alma. Pero estaba tan agotada y tan dispuesta a morir que no articulé sonido alguno.
Entonces, la luz y los sonidos me envolvieron lentamente.
Lo primero que vi al abrir los ojos fueron las copas de los árboles, y un amanecer helado por la débil llovizna que caía en el bosque; lo segundo que vi fue el rostro angustiado del policía que había estado investigando el caso de las niñas desaparecidas. Sus ojos se encontraron con los míos un instante, y después me depositaron en una camilla y miré a los paramédicos que se apresuraron a subirme a una ambulancia. ¿Cómo habían llegado ahí? Quién sabe; seguramente habían llegado al ver las huellas de pies en la gravilla que había dejado el hermano de Vivian…
Y hablando de eso…
-Vivian… -musité. Los médicos se disponían a examinarme, y un leve pinchazo de dolor me dio a saber que acababan de descubrir la herida de mi pierna. Cerré los ojos al mismo tiempo que me ponían una máscara de oxígeno; oí sus voces apagadas y noté los movimientos dentro de la ambulancia mientras se apresuraban a atenderme. Me dejé caer, rendida por las violentas emociones padecidas, esperando que, más tarde quizá, cuando estuviera mejor, podría relatarles lo sucedido…
Desperté en el hospital, con un pequeño monitor conectado a mi dedo y una venda en la pierna, justo encima de donde me había entrado el cuchillo. Moví los dedos del pie, y suspiré aliviada; al menos, seguramente, podría caminar.
En ese instante, se abrió la puerta, dando paso a la pobre señora Castle. En tan pocos días parecía haber envejecido bastante, y sus ojos estaban rodeados por profundas ojeras; las manos y los labios le temblaban violentamente mientras me miraba. Me incorporé ligeramente en la cama.
-Señora Castle… -susurré.
Fue más de lo que los nervios destrozados de la pobre mujer soportaron. Dando un gemido, se abalanzó sobre mí, cubriéndome la frente y la cabeza con besos; me dejé llevar por ésa dulce caricia que no había sentido en tantos, tantos años… La abracé también y dejé que llorara para desahogar la angustia de tres días.
-Estás viva, Alessa… Estás viva… -decía con la voz quebrada.
-Así es, señora Castle. ¿Lo ve? Todo ha terminado.
-¿Todo, Alessa? –asentí.
-Sí, señora Castle. No habrá más pesadillas, ni desapariciones. No morirá nadie más. Y Margot… -suspiré. –Margot está libre ahora.
-¡Ay, Alessa! –dijo la señora Castle con un gemido débil de pesar. –Tú y tu curiosa manera de pensar.
Sonreí mientras la mujer me soltaba por fin y desaparecía de la habitación. Yo seguía algo débil, por causa de las medicinas y el hambre, pero al menos seguía viva…
Luego de un día de calma, me enfrenté con el oficial de policía. Lo vi entrar serenamente a mi habitación mientras yo terminaba de comer, y al verme se estremeció, no sé si por la impresión de verme viva, o si por las memorias cruzadas de nuestras discusiones mientras buscaba a Margot. Se sentó en una silla a mi lado y dijo:
-Necesito hacerte unas preguntas.
-De acuerdo. –bajé la cabeza sumisamente sin quitarle los ojos de encima.
-¿Cómo llegaste al bosque?
-No lo sé. –dije con sinceridad. –Estaba dormida y de repente desperté y… estaba en medio de la nada, frente al sendero del que mi hermana me habló.
-¿Y bien? –dijo de pronto, mirándome fieramente.
-¿Y bien… qué?
-Por favor, Alessa, hay un hombre muerto en la mitad del bosque y a pocos metros de él estabas tú con una herida y un tipo que está loco de remate. ¿Qué fue lo que sucedió ahí?
-Vivian no está loco. –gruñí.
-¿Vivian? ¿Sabes su nombre?
-Él me lo dijo. Oficial… -sus ojos se posaron en los míos. –Sé lo que piensa, pero puedo jurarle que Vivian no le hizo daño a nadie.
-Pero los indicios…
-Los indicios indican que las niñas llegaron a la casa de Vivian y permanecieron ahí un tiempo antes de su muerte, oficial, pero no que hayan muerto en la casa y mucho menos que haya sido en manos de Vivian. ¡Examínenlo! –grité. –Es incapaz de lastimar a menos que esté muy asustado o furioso, yo misma lo he visto.
-¿Fue Vivian quien te hizo eso? –preguntó señalando mi herida.
-No. Fue el otro. Peter. Ése hombre era hermano de Vivian; lo sé porque encontré una foto de su familia cuando ellos eran niños.
-¿Entonces qué sucedió ahí?
-Oficial, Vivian tiene algo mal en su cabeza. –dije. –Él no tenía idea de lo que pasaba; Peter, como su hermano, lo había tenido oculto en la vieja casa, poniéndole como condición que atrajera niñas pequeñas al bosque. ¿Para qué? Pues para matarlas. Era Peter y no Vivian, en verdadero asesino. Él mató a mi hermana… y él quería matar a una niña… Dijo que se llamaba Catherine, y que tenía ocho años…
-¿Catherine? –el oficial palideció. –Es… es el nombre de la hija de uno de mis oficiales.
Abrí los ojos desmesuradamente, pero continué con mi relato.
-Entonces, Peter me descubrió y también quiso matarme. Él fue quien me hirió con el cuchillo, no Vivian.
-¿Y cómo fue que él murió?
Tragué saliva.
-Él se abalanzó sobre Vivian para herirlo. Pero hubo un accidente, y cuando Vivian intentó protegerse, tomó el cuchillo y se lo encajó a Peter… Eso fue todo.
El oficial se puso de pie, y comenzó a dar vueltas como un animal molesto. Se frenó bruscamente y me miró.
-¿Tienes idea de lo peligroso que fue? ¿Del gran riesgo que corriste al permanecer al lado de un desequilibrado mental?
-¿Eso qué importa? –dije. –Vivian es bueno. Sufrió mucho y su hermano lo utilizaba para hacer ésas atrocidades. Se lo ruego, no le hagan daño, él no entendía nada…
-Eso nos queda claro. –dijo el oficial. –Pero la ley es muy clara en estos casos. Vivian deberá volver al manicomio.
-¿Al manicomio? –dije, sintiendo un miedo espantoso en el pecho. –Pero él no es peligroso…
-Pero no está bien de su mente, Alessa.
-¿O sea que… ya no podré verlo jamás?
-Quizá.
Me llevé las manos a la cara, meciéndome los cabellos con los dedos mientras el oficial abandonaba la habitación. Así que nunca más vería a Vivian… Yo le había prometido que todo estaría bien, que nunca volverían a hacerle daño… ¿tendría que romper mi promesa, tal y como hice con Margot?
Al menos él seguía vivo… y yo también.
Me dejé caer en la cama, mirando el techo con expresión ausente. No sabía qué sería de mí… ni de él… ni de nada.
Sólo quería cerrar los ojos y dormir, y soñar con un sitio donde todos estuviéramos juntos, donde no existieran los gritos, ni la violencia, ni la muerte, ni el abandono…

Pegué el rostro al cristal, mirando las nubes de nieve que se arremolinaban en el cielo. Alrededor, un camino de árboles conducía al otro lado del lago, donde se perfilaba un bonito edificio de color claro con un muro alto pintado de blanco. A mi lado, Catherine saltaba en el asiento, jugando con su oso de peluche del que luego de tantos años no se había podido desprender. Adelante, conduciendo, iba el hombre que se había convertido en mi nuevo padre; Lewis Adler, un agente de la policía, me había adoptado en señal de agradecimiento por salvarle la vida a su hija, quien a su vez me había adoptado como hermana. Tenía el cabello parecido al mío, solo que de color rubio, y su mirada inocente me recordaba mucho a la de Margot.
-Ya casi llegamos, Alessa. –dijo Lewis.
-¿Puedo ir con ella, papá? –preguntó Catherine.
-No, pequeña. Tu hermana tiene que hacer unas cosas sola.
-¿Pero porqué? Yo quiero ir con ella. –protestó.
-Ni una palabra más, Catherine. –ordenó suavemente Lewis.
Estacionó cerca del edificio y me dirigió una larga mirada cargada de cariño.
-¿Segura que quieres ir sola, hija? Puedo acompañarte hasta la entrada si quieres.
-No gracias, papá. –dije. –Esperen aquí, no voy a tardarme.
-¡Vuelve pronto, Alessa! –me rogó Catherine. Le dirigí una sonrisa y eché a andar por el camino rodeado de nieve. Pequeños copos caían a mi alrededor, cubriendo el paisaje del bosque de Bath con un hermoso resplandor blanco.
Llegué hasta la enorme verja, donde una placa rezaba: “Hospital Mental de Unknow Hill”. Sonreí con melancolía, de no ser por ésa placa habría jurado que el edificio se parecía mucho a Coventry.
Un hombre alto y cubierto con una gruesa chaqueta me dejó pasar, y desde ahí hice un trecho hasta el interior cálido y amable del edificio. Subí las escaleras y busqué entre las habitaciones hasta dar con una puerta. Sin llamar siquiera, entré.
Lo vi, sentado junto a la ventana y mirando el exterior cubierto de copos que trataba de asir con las manos. Le habían cortado el pelo, pero la expresión cargada de inocencia en sus ojos azulados jamás desaparecería. Al verme, sonrió como un niño y dijo:
-¡Alessa!
-Hola, Vivian. –dije, abrazándolo.
-Mira, Alessa. –dijo mostrándome los copos de nieve. –Si los ves de cerca, puedes descubrir que tienen muchas formas. ¿No te gustan, Alessa?
-Son muy bonitos. –dije. -¿Cómo te has sentido?
-Mejor. –dijo sinceramente. –Ellos dicen… dicen cosas muy graciosas. –admitió con dulzura. –Dicen que si sigo portándome bien, quizá, algún día logre recuperarme.
-Eso se nota. –admití con una sonrisa. –Ya no hablas como si fueras un niñito.
-Y… ¿eso te gusta? –me preguntó suavemente.
-La verdad, sí. –dije. –Te ves más feliz y sano. Estoy contenta por ti, Vivian.
Mi compañero sonrió con las mejillas enrojecidas. Luego, su sonrisa resbaló y se miró las manos.
-Perdona, Alessa. Yo no sabía lo que Peter hacía, y cuando me lo dijiste entendí que era algo malo. Lo siento mucho, yo no quería…
-Deja de torturarte con eso, Vivian. –supliqué. Le di un beso en la frente y sus ojos se iluminaron suavemente. –Ya ha pasado, y nunca más volverá a suceder, ¿me entiendes?
Vivian asintió dócilmente, recuperando la paz en su expresión.
-Y cuando todo termine… ¿volverás? –me preguntó.
Tomé un montón de nieve y la coloqué sobre su mano, dibujando con la punta del dedo índice un corazón sobre ella.
-Cuando la nieve se derrita y aparezcan los primeros brotes en los árboles… cuando los pájaros regresen a cantar en tu ventana, entonces volveremos a estar juntos. Pero mientras tanto no te preocupes, siempre estaré contigo.
-¿Cómo, Alessa?
Saqué de mi bolsillo un collar que yo misma había hecho con un listón muy delgado, de cuyo extremo pendía un dije en forma de manzana. Se lo coloqué con sumo cuidado, y repliqué:
-Así siempre estaremos juntos, Vivian. Te lo prometo.
Vivian sonrió, y luego dirigió su mirada a la ventana. Yo lo imité, y ambos nos quedamos ahí, tomados de la mano, mirando silenciosamente la nieve que caía en los confines de Unknow Hill, y más allá, en el bosque, y aún más allá, donde terminaba lo material y comenzaba lo que sólo puede verse en los sueños.

FIN

miércoles, 27 de octubre de 2010

CAPÍTULO 11!!!!!!!

11
Cuando las Pesadillas se vuelven Realidad
Lentamente, salí de debajo del colchón y me quedé pegada a la puerta, escuchando con sumo cuidado. Oí los pasos de Vivian alejarse rápidamente, y supuse que había bajado las escaleras; no se escuchaba nada más que un débil murmullo, y decidí salir. De cualquier manera, no podía existir ahí nada más peligroso que Vivian… Al menos, eso es lo que yo pensé al momento de empujar lentamente la puerta y deslizarme con los codos sobre el suelo hasta llegar a las escaleras.
Me oculté tras la pared, y escuché, por fin, a Vivian.
-Es… muy tarde para haber venido, ¿no lo crees?
Me quedé helada al escuchar una voz responderle. Una voz grave, fría, desprovista de cualquier emoción, una voz que hasta al mismo Vivian parecía horrorizarle.
-Nunca es tarde para venir a verte. –replicó la voz. –Sabes bien que tú eres lo que más me importa en el mundo, Vivian.
-Lo sé. Lo sé.
Hubo un instante de tenso silencio. Recordaba ése silencio, porque era similar a la mudez previa a los violentos gritos en la casa. ¿Ocurriría lo mismo? Llena de miedo, me quedé con la espalda apoyada contra la pared, escuchando.
-Entonces… ¿Ya lo has superado?
-Sí. –musitó Vivian.
-¡Felicidades! Eres muy fuerte, Vivian. Pero creo que… sí, que llegó el momento de conseguir una más…
-¿Una más? –balbuceó Vivian. –Pero todas se… se van… ¿no?
-Así es, querido. –replicó el otro. –Pero te prometo que ésta se quedará. ¿Sabes porqué, Vivian? Su padre casi nunca está con ella, y la pobrecita necesita de un amigo verdadero. Y tú puedes ser su amigo, Vivian. Ella te lo agradecerá para siempre.
-¿Se quedará conmigo esta vez? –preguntó Vivian con inocencia.
-Yo estoy muy seguro que sí. –oí como si alguien jugara con papel o con una bolsa de plástico. –Ésta es Catherine. ¿Qué te parece?
-¡Vaya! –exclamó Vivian. –Es muy bonita, y sonríe muy alegremente. ¿Crees que quiera jugar conmigo?
-Ya lo creo que sí. Llámala, Vivian, llámala como con las otras niñas, y después te daré la muñeca, ¿quieres?
Hubo un pequeño silencio, y luego Vivian musitó con cierto tono de amargura:
-Pero las otras no se quedaron. Tú me dijiste que volverían, y no volvieron… ¿porqué?
-Porque… Mira, ellas fueron muy groseras contigo, Vivian. De repente recordaron a sus padres y decidieron volver con ellos, así como así. Traté de detenerlas, te lo juro, pero no fue así.
-Pero… Margot… Ella me dijo que se quedaría conmigo.
-Margot fue una niña tonta y mala, Vivian, olvídala. Catherine es mucho más amistosa y buena que ella. ¿O qué, prefieres quedarte solo aquí para siempre?
Me mordí un labio. Si Vivian le contaba a ése desconocido que yo estaba ahí…
-No, Peter. No quiero.
-¡Excelente, Vivian, excelente! Aprendes rápido, ¿no? Así que… Busca a Catherine, ¿sí? Y cuando llegue contigo vendré, ¿de acuerdo?
Unos pasos firmes, totalmente distintos a los andares de gato de Vivian, resonaron por toda la planta baja.
-¿Qué les pasó a las otras niñas, Peter? –preguntó Vivian.
Los pasos se silenciaron. El tal Peter contestó:
-Se marcharon, Vivian.
-¿Ellas… murieron?
Me quedé de una pieza. La voz volvió a hablar, esta vez bruscamente, con crueldad.
-¿Quién te dijo eso, Vivian? ¡Respóndeme!
-¿Entonces es cierto? –preguntó nuevamente Vivian.
-Es mentira… es mentira. –dijo la voz apresuradamente. -¿Quién te lo dijo? ¿Quién? –como no hubo respuesta, la voz bramó: -¡Dime quién te lo dijo, Vivian!
-¡No!
Hubo un golpe y algo cayó al piso. Oí gemir a Vivian, seguramente porque el desconocido personaje lo había golpeado. Hubo más gritos de su parte a la vez que la voz gritaba:
-¿Quién te lo dijo? ¿Quién? ¡Dímelo! ¡Dímelo!
Me tapé los oídos y cerré los ojos, pero los gritos de Vivian resonaban por todas partes. Era como volver a revivir aquéllos antiguos horrores… Los gritos de mis padres… Mi madre llorando aquélla última noche…
-¡John! –gritaba ella. -¡Deja eso ya, estúpido!
-¡Cállate, maldita…!
-¡AAAAAAAAAH!
Abrí los ojos. No estaba en mi casa de Unknow Hill, ni Margot estaba en mis brazos, ni mis padres seguían vivos. Estaba en medio del bosque, oyendo a Vivian soportar los golpes para protegerme. Fue más de lo que toleré. Por una vez en mi vida decidí parar los gritos, detener la violencia, y no volver a escuchar más aquéllos horribles insultos.
Alargué mi mano y tomé un pedazo de escombro. Rápidamente me asomé a las escaleras y vi un bulto alto y vestido de colores oscuros golpear a un bulto más pequeño y de cabello rojizo. Arrojé con todas mis fuerzas el escombro y vi estrellarse de lleno en la cabeza del desconocido. Éste soltó un grito de dolor y se incorporó.
-¿Quién anda ahí? –preguntó. Vivian seguía hecho un ovillo en el suelo, gimiendo, y yo desaparecí velozmente de la escena, corriendo hasta la habitación. Cerré bruscamente la puerta y me oculté debajo de la cama, respirando lentamente.
-¿QUIÉN ES? –gritaba la voz, y oí sus rítmicos y bruscos pasos andar por el pasillo. Temblaba debajo de la cama, sin saber qué podría hacer o cómo podía defenderme. Lo peor que podía pasarme ocurriría ahora…
La puerta se abrió. Me quedé quieta y silenciosa, deseando verdaderamente desaparecer. Los zapatos (unos elegantes y pulcros zapatos negros) iban de un lado a otro, y yo los observaba de reojo. Hubo un silencio repentino, y luego un chirrido. Sentí un peso sobre mí y supuse que se había subido a la cama. Esperé, callada, a que pasara algo.
Di un respingo al ver, justo sobre mi cabeza, la punta de un largo cuchillo. El cuchillo desapareció y volvió a caer con fuerza sobre la cama, ésta vez, rozando mi cuello por poco. Me deslicé lo más lejos que pude del cuchillo, sin escapatoria alguna, deseando gritar y correr, pero de hacerlo seguramente moriría.
-Margot, Margot. –pensé desesperadamente. –Ayúdame, por favor…
-¡AAAH! –grité al sentir una mano aferrarme de un tobillo y sacarme por la fuerza de debajo de la cama. Y ahí lo vi: era un hombre alto, fuerte, bien vestido, con el cabello negro ribeteado de canas grises, y los ojos azules pero no tan redondos e infantiles como los de Vivian. Había visto ése rostro antes, lo sabía, pero no lograba recordar dónde…
Hasta que recordé la fotografía familiar de Vivian y noté el vivo parecido entre ése hombre y el padre…
-Usted… usted… es el hermano de Vivian. –musité.
-¡Pero vaya! –gritó el hombre, al que Vivian llamaba Peter. -¡Has estado escondiéndote aquí con él! Lástima que ya seas algo mayor, pero… Aún eres muy bonita.
-¡Entonces fue usted! –grité. -¡Usted mató a ésas niñas! ¡Mató a mi hermana!
-¿Tu hermana? ¡Entonces…! –alzó el cuchillo. -¡Será un placer enviarte con ella ahora mismo!
Miré fijamente la punta del cuchillo elevarse justo sobre mi pecho. Intenté cerrar los ojos, pero me fue imposible.
-¡No, no! –supliqué justo antes de que el arma cayera.
-¡Ay! –Peter me soltó y cayó a un lado, con el cuchillo aún en la mano. Miré entonces, sorprendida, a Vivian, encaramado sobre su hermano y golpeándolo con todas sus fuerzas.
-¡Vivian! –lo llamé, horrorizada. Él no me prestaba atención, estaba golpeando a puño limpio a su contrincante mientras chillaba:
-¡No! ¡No le harás daño a Alessa! ¡No la lastimarás!
-Vivian… -lo observé sin parpadear. Jamás lo había visto furioso, y era increíble cómo, siendo tan pequeño y delgado, tuviera tanta fuerza.
-¡Vete, Alessa! –gritó, dirigiéndome una mirada llena de pavor. -¡Corre, corre!
No necesité escucharlo dos veces. Salí corriendo por la puerta sin hacer caso a los golpes a mis espaldas. Bajé de dos en dos los rotos escalones y al brincar uno caí de bruces. Tras de mí, oí la voz de Peter gritar con toda su furia:
-¡Alessa!
Me incorporé y llegué hasta la puerta. Me dolía dejar a Vivian, y vacilé un momento antes de abrir; pero al oír los pasos del asesino acercarse peligrosamente a mí, olvidé todo y salí corriendo de la casa.
Recordé entonces que del lado derecho, había un paso, que Vivian no utilizaba, pero seguramente su hermano sí, así que me dirigí inmediatamente al lado derecho, corriendo sin prestar atención al frío de la noche ni a los pasos.
Hundí mi pie en un sitio cubierto de maleza y, de pronto, el suelo se venció a mis pies y caí.
-¡AAAAH! –grité, asustada, mientras me hundía en lo que parecía ser un antiguo pozo clausurado cuyas maderas se habían vencido por mi peso. El pozo era enorme, pero no muy profundo, y fue cuestión de unos segundos antes de chocar con el agua. Me hundí rápidamente, pero me di la media vuelta y ascendí, aferrándome a las piedras de las paredes.
Resoplando y temblando, miré sobre mi cabeza. Sólo se veía el cielo negro… y su luna dorada iluminándome.
-No… -musité. –Esta vez no.
Busqué alguna manera de salir del pozo, una saliente o lo que fuera, y de repente, la luz se extinguió. Dirigí mi mirada al cielo y vi un fardo gigantesco caer a tremenda velocidad y estrellarse cerca de mí.
-¿Qué…? –dije, pero no tuve tiempo de decir nada más. Algo debajo de mí me jaló de regreso al agua, hundiéndome por completo. Forcejeé para liberarme de lo que fuera que me mantenía sumergida y apenas logré sacar por un momento la cabeza para tomar aire. Nuevamente, algo (esta vez, desde arriba) volvió a sumergirme en las aguas heladas y oscuras. Por un momento fugaz vi lo que parecía ser un zapato muy elegante, y luego volví a pelear por soltarme de la garra que, aferrada a mis cabellos, me mantenía bajo el agua.
Hice un tercer intento, y sin saber porqué, apenas salir del agua bramé:
-¡VIVIAN!
Y de nuevo, la mano me hundió. Aferré la muñeca del hombre, luchando por soltarme al mismo tiempo que pataleaba. Hacía un frío atroz, y escuchaba solamente un torrente horrible, el eco de mi propio pánico. Algo palpitaba nerviosamente en mi cuello, los pies y las manos se cansaban de pelear… Me sentí débil, mareada, mis manos se aflojaron, mis piernas se entumecieron y dejaron de golpear… Cerré los ojos, tristemente convencida de que todo había finalizado…
Una mano me jaló desde el fondo de aquélla helada oscuridad y me llevó hasta donde había aire.
-¡Alessa! –dijo una voz. -¡Alessa!
Abrí los ojos y tosí, escupiendo el agua que había tragado en la tercera inmersión. Vi junto a mí a Vivian, que me sujetaba con un brazo.
-¡Vivian! –gemí apenas recuperé la voz.
-Debemos irnos, Alessa.
No me preocupé en averiguar qué le habría pasado a Peter, y con ayuda de Vivian escalé por las paredes del pozo. Con mucha dificultad comenzamos a ascender, guiados por la luz de la luna y sin atender a las aguas, repentinamente quietas, que estaban debajo de nosotros.
-¡Rápido! –le apresuré, volteando a mi lado para ver a Vivian. Quedaban ya muy pocos metros, en cuanto saliéramos correría lejos de ése bosque, buscaría a la policía y les haría saber quién era el asesino de las niñas, quién había matado a mi Margot…
Mi mano alcanzó el borde del pozo y, dando un salto, caí sobre la tierra. Tras de mí, Vivian también había salido, agotado y tiritando.
-Vivian… -jadeé. –Gracias… Muchas gracias…
-Alessa. –gimió. –Lo siento mucho, Alessa, yo no quería que eso pasara, te lo juro, yo no sabía, ¡yo no sabía!
-Tranquilo, tranquilo. –lo abracé, dejando que escondiera el rostro en mi hombro para llorar. –Ya pasó, Vivian.
De pronto, oímos un grito. Nos asomamos al pozo y sentí como si mi corazón hubiera dejado por un momento de latir. Subiendo con dificultad el pozo estaba Peter.
-¡Vivian! –bramó medio enloquecido. Su mano se estiró, listo para alcanzar el borde.
-¡Vámonos! –dije, poniéndome velozmente de pie y sujetando a Vivian de un brazo. –Vamos, Vivian.
-¡Sí! –se puso de pie y echamos a correr a través de los árboles, tratando de ignorar los gritos coléricos de Peter tras nosotros. Sentía que mi corazón no soportaría más tiempo aquéllos terrores sufridos, y pensé en aquéllos lejanos tiempos en que fui feliz con Margot…
Margot… por ella era por lo que hacía todo eso…
-¡No, no! –dije, sujetando a Vivian antes de que echara a correr a la nada. -¡Iremos tras los matorrales!
-¿Qué? –preguntó, visiblemente asustado.
-¡Iremos por el camino que me indicaste! –dije. -¡Saldremos de aquí!
-No, no.
-¡Vivian! –Peter estaba justo detrás de nosotros, mirándonos con una mezcla de odio y de locura. Vivian me sujetó de la muñeca y me llevó corriendo hacia el sendero oscuro por el que había llegado la primera vez.
-¡Pero…! –dije.
-¡Solo corre, Alessa! –me ordenó Vivian. -¡Corre!
-¡Los mataré! –amenazó Peter, corriendo. -¡Les juro que los mataré!
-Margot… Margot… -susurré mientras cruzábamos el siniestro sendero. –Ayúdanos, por favor… Ayúdanos…
-¡Ay! –Vivian había tropezado, y yo con él. Me incorporé y lo sujeté de los hombros.
-Vivian, levántate… Por favor… ¡Por favor!
De un tirón logré ponerlo de pie y seguimos corriendo.
-¡Vuelvan aquí, desgraciados! –gritó Peter. -¡AH!
Hubo un golpe violento, y me detuve para ver. Peter, a varios metros lejos de nosotros, luchaba contra lo que parecía ser un montón de setos que se habían enredado alrededor de su tobillo, impidiéndole continuar.
-Vamos, Alessa. –me urgió Vivian. Los dos continuamos. Yo no podía correr más, estaba agotada y dolorida, y el frío me calaba hasta los huesos.
Logramos salir del siniestro túnel de árboles y nos encontramos varados en medio de la nada. Ya ni la luna era visible.
-¿Y ahora? –pregunté. –Vivian, ¿ahora hacia dónde?
-No lo sé, Alessa. No lo sé. –Vivian tragó saliva, caminando lentamente y mirando de un lado a otro con los ojos muy abiertos. Me quedé en mi sitio, tratando de recuperar el aliento; si tan solo pudiera recordar el camino correcto, podríamos llegar a Coventry y acabar con ésa pesadilla.
-¡Te tengo! –gritó una voz en mi oreja. Peter me había dado alcance y me tenía sujeta de los brazos, mientras con la mano libre sostenía el cuchillo cerca de mi cuello. Al oír su grito, Vivian se volvió.
-¡Alessa! –gimió aterrorizado. -¡Alessa!
-¡Cállate, Vivian! –dijo Peter. –Cállate y no te muevas, porque si te mueves te juro que le abro la garganta a tu estúpida amiguita.
-Vivian. –susurré. –Quédate quieto, no tengas miedo.
-No, no, no… -susurró Vivian, dejándose caer y mirando con los ojos suplicantes a mi captor. –Peter…
-Te dije que te callaras, Vivian.
-Peter… hermano… por favor… -suplicó.
-¡Cállate! –ordenó su hermano.
-Pero…
-Tú… no eres mi hermano… Y ella…
Levantó el cuchillo y lo vi dirigirse a mi cuello.
-¡NO! –grité. Me incliné y sentí el golpe de su puño en mi cabeza, seguido de un gemido de dolor. Al inclinarme, había hecho que él mismo se hiriera. Caí al suelo en cuanto me soltó, y miré de soslayo a Peter, que se cubría la cara con ambas manos.
-¡Maldita! –me gritó, y traté de ponerme de pie. Rápidamente me sujetó de un tobillo, y Vivian se echó a correr en cuatro patas para alcanzar mis manos.
-¡No! –gritaba él. -¡Suéltala! ¡Suéltala!
-¡Chiquilla desgraciada! –bramó Peter, tratando de acercarme a él mientras blandía el cuchillo. Le largué una patada que le dio en plena cara, y sólo así Vivian me arrastró lejos de su hermano. Peter se repuso del golpe y se abalanzó sobre mí.
-¡AAAH!
Sentí como si algo puesto al rojo vivo se hundiera en mi cadera. Aquello salió con fuera de mi carne, seguido de una sensación extraña, como si algo líquido se desliara por el mismo sitio dolorido. Peter me había acuchillado cerca de mi pierna derecha.
Eso fue más de lo que Vivian pudo soportar. De repente, ignorándome por entero, se lanzó sobre Peter, y los vi peleando furiosamente en el piso. Peter había soltado el cuchillo, y Vivian se abalanzó sobre él.
-¡Vivian! –grité al mismo tiempo que Peter también aferraba el arma ensangrentada. Los dos forcejearon por quitarle a su contrincante el cuchillo, mientras yo miraba no muy lejos de la escena a los dos hombres que peleaban.
Peter se dio la vuelta, echándose sobre Vivian, y de pronto, escuché dos gritos.
-¡VIVIAN! –grité, horrorizada, con los ojos fijos en la nada. Vi a Peter, quedarse estático mirando a Vivian, que también tenía los ojos muy abiertos. No podía ver quién había herido a quién…
Peter se incorporó por un momento, mirándome fijamente, con las cuencas de los ojos vacías, y entonces descubrí con gran alivio que él tenía el cuchillo hundido sobre el estómago.
Con un gesto violento se arrancó el arma, y como si no hubiera pasado nada, se acercó lentamente hacia mí. Yo respiraba con gran dificultad y trataba de avanzar arrastrándome por el piso, sin quitarle la vista de encima.
-¡AAAH! ¡AAAAAAAAH! –gritó de repente, el grito más horrible que hubiera escuchado. Retorcía las manos como si llevara en sus espaldas algún peso insoportable, y luego cayó de rodillas. Lo miré darse de bruces en el suelo, retorciéndose como si fuera víctima de un ataque epiléptico, gruñendo con horror y forcejeando contra algo invisible.
De pronto, vomitó un chorro de sangre repugnante, y quedó totalmente estático, con los ojos vacíos. Había dejado de moverse, totalmente quito y silencioso, mientras la sangre brotaba de su estómago y de su boca. Por fin, había muerto.
Hubo un instante de silencio, en el que mis ojos pasaron lentamente del cadáver al bosque. Tal vez era por mi cansancio, porque estaba agotada, débil y herida, pero hubiera jurado ver, desde el sendero oscurecido, lo que parecían minúsculas luces cruzar las copas de los árboles, desapareciendo en la nada.
-Margot… -susurré, y me dejé caer en las hojas secas, cerrando los ojos para dejarme morir.
-¡Alessa! ¡Alessa! –gritó una voz. Abrí los ojos al sentir los zarandeos de Vivian, que estaba totalmente fuera de sus casillas.
-Vivian…
-¡Alessa! –sollozó. Me abrazó fuertemente, temblando de pies a cabeza. -¡Alessa! ¿Qué he hecho? ¿Qué le hice a Peter?
-No llores, Vivian, por favor. –le supliqué. –Ya ha pasado.
-¡Pero Alessa, lo maté! ¡Soy un asesino, Alessa! ¡Soy un asesino!
-Vivian… Vivian… -susurré. Tomé su cara entre mis manos, mirándolo intensamente a los ojos. –No tengas miedo, Vivian. No tengas miedo. Esto sólo ha sido una pesadilla, Vivian, nada más.
-¿Sí? –lloró.
-Sí. Una pesadilla, y ha terminado. –dije. Vivian asintió dócilmente, derramando unas lágrimas más, y luego, despacio, se acostó a mi lado, haciéndose un ovillo. Lo imité, dejándome caer de espaldas. Con una mano acaricié su pelo, oyéndolo gemir hasta que se quedó dormido; yo sentía la sangre que seguía brotando de mi herida, con los ojos fijos en la luna, que parecía haberse vuelto blanca.
Margot… mi Margot… Margot estaba a salvo. Era libre ahora… Todo había acabado.
-Se acabó… -musité. Presa del agotamiento, cerré los ojos, y me hundí en una oscuridad imposible y en un sueño, el más dulce que había tenido jamás.

lunes, 25 de octubre de 2010

CAPÍTULO 10!!!

10
Dios Ayude a los Marginados
Despertar al día siguiente fue difícil, en primer lugar por la molesta posición en que había dormido, y en segundo lugar porque recordé en dónde estaba y porqué estaba ahí. Vivian ya había salido, y cuando bajé las escaleras lo encontré comiendo una manzana; me ofreció una con un gesto inocente y hasta alegre en la mirada, y tomé mi patético desayuno, dispuesta a descubrir un par de cosas. Margot sólo había tenido dos días de vida, mismo tiempo que calculé para mí; me quedaban, entonces, veinticuatro horas para descubrir el misterio detrás de los asesinatos en el bosque de Bath.
-¿En qué piensas, Alessa? –me preguntó Vivian.
-En nada. –dije quitándole importancia. –Sólo recordaba…
-¿Recordabas? –me preguntó.
-Sí. Recuerdo el día que nos conocimos. –dije. –Nos vimos en…
-En tus sueños. –dijo él. –Me acuerdo muy bien.
-¿Cómo lo haces?
-No sé. –dijo. –Me dijeron que si deseaba algo con todas mis fuerzas sólo debía pensarlo y… lo tendría.
-¿Quién te dijo eso? –pregunté, intrigada.
-No me acuerdo. –respondió con tono monótono. No insistí.
-¿Hoy qué haremos?
-No sé. ¿Quieres jugar afuera, en los árboles?
-Sí. De acuerdo.
Salimos de vuelta al bosque de manzanos. Era un verdadero laberinto por el que podía fácilmente esconderse alguien, lo noté casi de inmediato, pero no tuve mucho tiempo para meditarlo porque de la nada, Vivian dio la señal y salió corriendo a través de los árboles. Yo lo seguí lo más aprisa que pude, guiada por sus gritos algarábicos. Paso a paso me internaba aún más en la espesura de los manzanos, y crucé por el lado del árbol más grande, donde estaban tallados los nombres de las niñas, y sentí una punzada de miedo.
Frené mi carrera. Acababa de concebir una idea.
Silenciosamente me deslicé entre los árboles hasta llegar a un claro. No recordaba haberlo visto, pero guiándome desde el árbol principal, había caminado hacia la derecha. Ahí, entre la espesura, estaba una especie de pasadizo, que no tenía nada que ver con el oscuro sendero de los árboles. Éste había permanecido oculto debido a los altos matorrales, pero si los cruzaba, podría fácilmente hallar un camino. Y mucho me sorprendí cuando, al asomarme, vi un pedazo de suelo que no tenía ni tierra ni plantas, sino gravilla. Aquél descubrimiento me hizo sentir una curiosidad terrible, al mismo tiempo que encontraba una ruta de escape si es que, seguramente, llegaba a necesitarla.
-¡Te atrapé! –gritó Vivian tras de mí, haciéndome saltar de miedo. Apenas recuperarme, sonreí, fingiendo inocencia. -¿Qué haces, Alessa?
-Sólo miraba ésas gravillas. –dije. –Qué raras son, ¿no?
De pronto, Vivian mudó su tono de voz infantil, y mirando las gravillas con cierto terror me dijo:
-Llevaba mucho tiempo de no verlas. Creí que el bosque ya se las había comido.
-¿Qué son? –pregunté.
-Un camino. –dijo. –Un camino que nunca uso.
Y dicho esto, dio la media vuelta y emprendió el camino a casa. Lo seguí en total silencio, fascinada por ésa nueva y curiosamente siniestra revelación.
Poco a poco las cosas se esclarecían: Vivian no salía más allá de sus terrenos llenos de manzanos; el camino de gravilla parecía asustarlo o molestarlo; fingía no saber nada de las niñas, aunque había mencionado a Margot vagamente, y le tenía pavor a la soledad y a sus pesadillas. Encima de todo, actuaba con tanta puerilidad que de inmediato supe que era un desequilibrado mental, y a juzgar por el violento sueño tenido la noche anterior, él había sufrido mucho siendo un niño. Al menos, eso explicaba un par de cosas, pero no todo.
Llegó la tarde, y una fuerte lluvia cayó sobre el bosque. Lejos de ahí, a unos kilómetros cerca del lago, la policía continuaba buscándome, entre ellos estaba el oficial con el que la señora Castle había hablado cuando Margot desapareció; miraba intrigado los terrenos que se cubrían con la lluvia, pensando en algún detalle que pudieran haber olvidado, algún insignificante detalle que pasaran por alto y que fuera la pieza clave para evitar una víctima más.
-Debemos irnos. –le anunció a su equipo. –Si no han hallado nada más, nos vamos.
-Nada, señor. –dijo uno de los agentes. –Señor…
-¿Sí?
-Tengo una hija, de ocho años. –dijo con pesar. –Usted no tiene idea de lo duro que se me hace pasar los días buscando en éste maldito bosque sólo para hallar… a alguien más.
-También a mí. –dijo. –Vámonos, de todos modos la lluvia no nos ayudará en nada.
Dentro de la casa, Vivian se había quedado dormido al lado de la estufa. Yo, que estuve casi media hora totalmente estática en el sofá y con los puños apretados, vi mi oportunidad de buscar las pistas que tan urgentemente necesitaba. Así que, silenciosamente, subí las escaleras y entré a la habitación de Vivian. Revolví calladamente los cajones, busqué debajo de la cama, entre el colchón… Nada, además del zapato abandonado. No había más.
Decidí probar suerte en la puerta que permanecía cerrada y sin clausurar. La abrí con un escalofriante chirrido, y me encontré con una visión extraña; había al fondo una cama pequeña, con las mantas roídas por el tiempo. Del techo colgaban unos adornos infantiles, al otro lado estaba un árbol de Navidad seco, con unas pocas viejas esferas aún colgando de sus marchitas ramas. Alguna vez, pensé mientras recorría el lugar, un niño fue feliz ahí.
Me dirigí al ropero, que estaba apostado contra la pared, del lado de la ventana, donde todavía caía la lluvia, y lo abrí. Lo primero que saltó a la vista fue una caja de color negra, cubierta por lo que parecían trozos de hojas o de flores. Abrí la caja.
-¡AAH! –grité al ver dentro de ella los restos asquerosos de un animal, seguramente una ardilla. Cerré la caja con el corazón alterado y volví a buscar, rezando por no encontrarme otra vez con otro cadáver más.
Di con un portafolio que decía en el exterior “Vivian Roberts”. Lo abrí, ávida por descubrir la secreta historia del bosque de Bath, y del portafolio salieron varios papeles.
Uno de ellos era una deslucida fotografía de una hermosa casa. Imaginé que era la casa de Vivian, y la dejé a un lado. Encontré también su acta de nacimiento; había nacido curiosamente el mismo día que yo, pero doce años atrás. También había varios papeles con nombres de hospitales, anunciando los aires de fatalidad cuando él tendría apenas unos seis meses de nacido:
-Problemas de comunicación y aprendizaje. –leí. –Comportamiento obsesivo y dependiente, exagerado en un niño. Pavor a la oscuridad.
Era una crónica deprimente. Vivian no había hablado sino hasta cumplir los cuatro años, y se comportaba como un bebé. Debieron ser días oscuros para sus angustiados padres, pero por lo visto, la cosa se puso peor. Al cabo de ocho años desde su nacimiento, hubo un registro de un hospital psiquiátrico, donde fue examinado varias veces, y como resultado, al menos cinco médicos habían escrito “retraso de reloj biológico mental”. Imaginé que con ello habían querido referirse a su comportamiento infantil cuando ya debía actuar de otro modo. No había aprendido a leer ni a escribir sino hasta los diez años, y con varias dificultades (uno de los médicos había puesto que era incapaz de escribir con la mano derecha), pero ningún registro hablaba de conducta violenta. Uno de ellos había aclarado, incluso, que la mente de Vivian estaba tan infantilizada que desconocía la violencia y que éste la provocaba tal miedo que no podía defenderse siquiera. Entonces recordé los gritos del niño, e imaginé que su padre, desesperado por la enfermedad de su hijo, lo había atacado siendo muy pequeño para descargar su frustración, y sólo su madre lo había intentado proteger.
Seguí leyendo. Había quedado huérfano a los once años, cuando hubo un incendio. Lo supe por un recorte de periódico donde se mostraba la foto de la casa, ya con huellas de su futura decadencia. Pero, ¿dónde estuvo Vivian todo ése tiempo? Leí que lo habían rescatado y enviado a un orfanato.
-Un orfanato. –revolví las hojas y palidecí. –Orfanato de Coventry.
Había estado en el mismo sitio que yo. Sin embargo, no duró más de dos años ahí, porque después fue internado en un hospital fuera de Unknow Hill. Y… ¿luego?
Nada.
No había más registros, a excepción de un minúsculo recorte de periódico, fechado diez años atrás, donde el hospital anunciaba de la desaparición de Vivan y daban sus señas.
¿Cómo pudo Vivian guardar todos ésos papeles ahí y haberlos olvidado? Ignoré ésa pregunta y revisé los otros objetos. Había varios dibujos infantiles de Vivian. En ellos, estaban sus padres sonriendo con gran alegría, y un niño que estaba entre ellos, pero no parecía ser Vivian. Supuse que él, en el fondo de su pesar, se había dibujado tal y como sus padres desearon que fuera: un niño normal y feliz.
Dejé los dibujos a un lado y me concentré en la fotografía. Estaba rota, pero se veía la casa, totalmente construida y preciosa; ahí estaba una pareja, sonriéndole a la cámara. La mujer, alta y delgada, debía tener el cabello rubio, algo difícil de saber porque la foto estaba a blanco y negro. El hombre tenía un bigote espeso y negro, y sujetaba de una mano a un niño que sonreía contento; era pecoso y de pelo oscuro como su padre.
-Tuviste un hermano. –dije sorprendida. Del otro lado, en los brazos de su madre, estaba Vivian. Miraba con puerilidad al frente, llevando un babero que le cubría hasta el estómago. Incluso en la fotografía era notable el color rojizo de su cabello y la dulzura infinita y atormentada de su mirada. Sonreí al bebé de la fotografía. –Cómo pudiste transformarte en un monstruo, Vivian. –musité con melancolía, y volví a guardar apresuradamente todos los papeles en el portafolio. Había dejado de llover, y por el cielo se notaba un sucio ocaso. Mi tiempo se estaba agotando.
Salí de la habitación, cerrando con sumo cuidado la puerta, y al darme la vuelta choqué con Vivian.
-¡Ah! –grité al verlo.
-¿Qué hacías ahí, Alessa? –me preguntó con los ojos llenos de desconfianza.
-Nada, yo solamente… paseaba. –dije.
-¿Viste algo? –no contesté. Noté una nota de furia en la voz y me entró pánico. -¿Viste algo?
Al no obtener respuesta alguna, me empujó violentamente y entró a la habitación. Locamente se abalanzó sobre el ropero, lo abrió y rebuscó entre los escombros. Lo vi abrir la siniestra caja donde guardaba a la ardilla y lo oí musitar con tristeza:
-Pobre Chubby. –dicho esto, dejó la caja a un lado y extrajo en portafolio. Di un respingo demasiado fuerte, y Vivian me miró.
-¿Has visto lo que hay aquí? –me preguntó fieramente.
-No… No. –dije rápidamente.
-Nadie debe verlo. –dijo con un tono monótono. –Nadie debe verlo, porque es una vergüenza. Es una vergüenza para toda la familia, y yo la provoqué. Yo la traje a la familia, todo lo que pasó fue mi culpa. Todo, todo… cuando papá se enojaba fue por mi culpa, porque yo era malo y lo merecía. Cuando se incendió la casa fue mi culpa…
-¿Tú encendiste la casa? –pregunté suavemente. Vivian negó con la cabeza.
-Fue mi culpa porque yo cansaba a mamá, ella pasaba muchas horas despierta cuidándome y se quedó dormida con la estufa encendida. Todo se quemó, todo… Ellos se la llevaron y me quedé solo. Solo.
Soltó el portafolio y repentinamente se dejó caer, sollozando. Sentí lástima por él, pero no me atrevía a acercarme por temor a que me atacara o algo peor, así que me rezagué y lo escuché gemir largamente.
-Vivian, ¿qué fue lo que pasó? –lo cuestioné.
Me miró largamente, sin ponerse de pie, y desde su posición fetal comenzó a hablar:
-Decían que yo tenía algo, que no era normal. Papá decía que yo era un error, una basura. Me pegaba cuando no hacía algo bien, me pegaba muy fuerte, y yo lloraba. Mamá también lloraba, y me llevaba a mi habitación y me curaba. Todas las noches se quedaba conmigo, contándome cuentos y cantándome canciones.
Recordé a Margot… “¿Quieres saber de dónde saco los cuentos? Alguien me los dice”.
-Entonces la casa se quemó. –siguió Vivian. –Mamá y papá se fueron. Me dijeron que todo estaría bien y me llevaron ahí…
-A Coventry. –dije. Vivian asintió.
-Yo no era feliz ahí; todos me miraban extraño y me sentía solo. Entonces me llevaron lejos de Coventry, a un hospital. Me dijeron que ahí estaría bien, pero tampoco fue cierto. Me encerraban y me hacían… cosas horribles… -un escalofrío lo recorrió de arriba abajo, y me pregunté qué clase de horrores había sufrido en el hospital para sentir tal pánico. Cerré los ojos, y no sé porqué, vi en mi mente, claramente, la imagen de un muchacho, más joven incluso que yo, encerrado en una habitación acolchada, gritando de miedo por la oscuridad… Luego, ése mismo muchacho era atado a una cama, recibiendo terribles electrochoques… Era una imagen tan vívida, la de ése pobre chiquillo pelirrojo llorando largas y frías noches en el hospital, que abrí los ojos para apartar ésas memorias de pesadilla.
-¿Y después? –le pregunté.
-Me escapé. –dijo. –Yo quería volver a mi casa, aunque mamá ya no estuviera aquí. Tenía miedo de que me encontraran. –tragó saliva, dirigiéndome una mirada horrorizada. –Pero me encontró.
-¿Quién? –pregunté.
-Me dijo que yo debía hacer algo para pagar por lo que había hecho. Entonces me dijo que debía ser bueno y no hablar nunca más con nadie. –dijo velozmente, como si fuera una memoria reciente. –Pero a mí me daba miedo estar solo, y me dijo que yo podía estar acompañado si lo deseaba. Y entonces… llegó ella.
-Emily… -dije.
-Ella era muy buena. –me explicó Vivian. –Nos divertíamos mucho juntos, y ella me dijo que me quería, que era el mejor amigo del mundo. Entonces…
Me quedé en absoluto silencio, ni siquiera me atrevía a respirar. Estaba a punto de descubrir el terrible secreto, y por fin, solo así, Margot y las demás niñas se salvarían…
-Entonces… se puso el vestido. –me dijo. –Se veía hermosa, como una muñequita, y jugamos toda la tarde. Pero luego… Luego ella se fue.
-¿Qué? –dije, sorprendida. -¿Cómo que se fue?
-Se marchó. –musitó. –Yo me sentí muy triste y enojado, pero él me dijo que no debía preocuparme, que yo podría atraer a una nueva amiguita. Y así fue. Pero cada vez que llegaban y se ponían el vestido… se marchaban. Y nunca volvían.
-Vivian. –dije secamente. -¿Qué le pasó a Margot?
-¿Margot? –dijo Vivian. –Lo mismo. Se puso el vestido y se fue.
-No, Vivian. –dije tratando de controlar mi ira. –Margot no se fue. Ni Margot ni Emily ni ninguna de ésas niñas se fue. Tú las mataste.
-¿QUÉ? –bramó Vivian, palideciendo hasta la raíz del pelo.
-¡Sí, Vivian! –chillé. -¡Las mataste, a todas y cada una de ellas!
-¡No, no! –dijo él, horrorizado. -¡No están muertas!
-¡Sí lo están, Vivian, tú las mataste! –grité. -¡Tú las mataste y las abandonaste en el lago! ¡Por eso tienes ésas pesadillas, Vivian, sueñas con todas las niñas que mataste!
-¡Yo no las maté, yo no las maté! –sollozó lleno de angustia. -¡Yo no les hice nada, nada! ¡Ellas iban a volver, él me dijo que volverían!
-¿Quién, Vivian, quién?
-¡Pero él no me dijo nada sobre ti! –replicó, como si no hubiera escuchado mi pregunta. -¡Él no lo sabe, yo te traje aquí porque Margot me lo dijo, ella quería que estuviéramos los tres juntos!
-¿Quién te dijo de las otras niñas, Vivian? –pregunté. -¿La misma persona que las llevó al lago?
-¡Me dijo que nada malo les pasaría, que sólo saldrían por un momento y ya! –lloró horrorizado.
-¡Vivian! –dije, sujetándolo de los hombros. -¿Quién te hizo que atrajeras a las niñas? ¿Quién se las llevó? –se mordía los labios y balbuceaba desesperado. –Vivian, ¿es la misma persona que te dio las muñecas, no es así? ¿Es quien les dio los vestidos? ¡Dime, por favor!
-No…. No puedo decirte… No puedo…
-Vivian. –dije. –Por favor…
Respiró profundamente, sin dejar de mirarme. Separó los labios y murmuró:
-Yo no quiero que te vayas, Alessa.
De pronto, hubo un súbito silencio. No se escuchaba nada más que unos pasos afuera. Miré la luna por la pequeña ventana de la habitación, y sentí un escalofrío. Era la misma luna de siempre: enorme, dorada. Mi tiempo había terminado.
Oí la puerta abrirse. De pronto, Vivian se puso de pie rápidamente y me tomó de un brazo.
-Ven. –me ordenó.
-¿Qué? ¿Qué haces? –dije, horrorizada. Corrimos hasta su habitación y me empujó dentro. Luego, me obligó a ocultarme debajo de la cama.
-Vivian, ¿qué haces? –pregunté.
-No hagas un solo sonido. –me pidió. –Quédate ahí.
-¿Porqué? –pregunté.
-Porque no quiero que te vayas tú también. –dijo. Desapareció tras la puerta y me quedé ahí, agazapada, preguntándome qué era aquello a lo que Vivian le tenía tanto miedo y de lo que me ocultaba.

P.D El miércoles subo el capítulo 11 y el viernes el último capitulo!!!