FAVOR DE ALIMENTAR A HOLMES Y A HELSING, GRACIAS.



sábado, 25 de octubre de 2014

EL SIGNO DE CAÍN, O DE CÓMO EL PAÍS SE VOLVIÓ LOCO

Tanto si son de México como si no, sabrán que estamos viviendo otra vez uno de nuestros ya populares períodos de conflicto sociopolítico que se dan, más o menos, cada 30 o 40 años. El problema, sin embargo, no radica solamente en lo obvio (o los tristes detonantes de este conflicto), sino la manera en que se lidia con ellos; y es que seamos francos, cuando de problemas ideológicos se tratan, las guerras de odio son más épicas e imposibles de controlar.
Y por épicas me refiero a ver cómo una de las peores pesadillas del siglo XX vuelve en forma de botellas con gasolina, grafittis chafas y muchachos con capuchas: el comunismo. La desesperación por encontrar una solución rápida a un problema sólo hacer que aparezca uno mayor (dicho de otro modo: me queda claro que nadie leyó Rebelión en la Granja) con el que no comulgo ni por accidente. Y claro ese conflicto termina casi siempre más o menos así:

COMUNISTA (alias, "el buey chairo"): ¡Malditos capitalistas apoyadores del imperio! ¡Seguro que cobraron sus 500 pesos y su tortita!
DERECHISTA (alias "cerdo capitalista"): Malditos hippies drogatas y sin nada que hacer, ¡pónganse a trabajar en lugar de estar molestando!
PERSONA NEUTRAL (de las que ya casi no quedan): En vez de estarse gritando, ¿porqué no se sientan y aceptan que hay un problema y le buscan solución sin estar cerrados a sus creencias politicas?
COMUNISTA: ¡¡Tenía que llegar el apático!! ¡Eres un servidor del imperio, con tu silencio provocas la muerteeee! (Nota: en eso último, algo de razón lleva).
DERECHISTA: Otro chairo disfrazado, lárgate mejor a ser productivo y no te metas en cosas que no entiendes.

El problema se vuelve peor cuando la gente no se pone de acuerdo, cosa que la Historia nos viene enseñando desde... siempre o_O no entiendo porqué no cambia el modelo a más de 5000 años de evolución social.
NUNCAMÁS: ¿Y a qué viene todo esto?
A que llevaba rato sin escribir sobre mis ideas políticas y a que me gusta compartir mis ideas retorcidas.

Y seguro más de uno, luego de haberle echado un vistazo a las luchas reales de las calles entre estudiantes vs cuerpos policíacos o... lo que sean (a estas alturas da igual), se preguntarán: ¿es que acaso existe una forma de protesta que sea eficaz, inteligente y que no cause daños colaterales? La buena noticia es que... sí. La mala es que en este mundo ya casi no se aplica, Y así llegamos a la segunda parte.

El signo de Caín. Según la Biblia, luego de que Caín fue desterrado por el asesinato de su hermano, temía que alguien lo matara como venganza; Dios, en uno de esos giros bizarros que le daba por hacer en el Antiguo Testamento, puso sobre él una especie de signo con el que todos quienes lo veían sabían quién era, pero no osaban hacerle daño. Metafóricamente hablando, el signo de Caín se usa para definir a ciertos individuos (sobre todo artistas de cualquier rama) que son "repudiados" por su trabajo pero que, a la vez, no pueden sufrir daño de ningún círculo social (del más bajo al más alto) porque poseen cierta característica que los vuelve, digamos, alienados del resto, como si fueran "flotantes" en la pirámide. 
Las protestas llevadas a cabo por artistas han propiciado cierto impacto anacrónico desde tiempos inmemoriales, pues esa sensación de "respeto" que se le tiene al arte al ser lo único inmortal del hombre (según los griegos, pue') evitó que se perdiera por completo... aunque se intentó. Levantad la mano quien no escuchó hablar de la quema de libros patrocinadas sobre todo por la Iglesia y por algunos dictadorcillos locos...
De la misma manera, el signo de Caín aún persiste, aunque tímido y siempre susceptible a la crítica, y en México se desató hace pocos meses cuando estrenaron esta belleza:
Obediencia Perfecta, un retrato discretísimo (sarcasmo) en que, además de señalar indirectamente los casos de pedofilia en la iglesia, apuntaba a recordarnos (con nombres de protagonistas distintos, claro) una de las historias macabras del país: la orden del padre Maciel y los niños que tuvieron la mala suerte de caerle "demasiado bien". Como tal, la historia relata de manera correcta los testimonios reales de las víctimas pero, repito, con nombres cambiados, al estilo glorioso de Hamlet en su búsqueda de que su tío traidor soltara la sopa. Pero esto apenas fue la punta del iceberg y ahora surgió esto:
Dejando de lado que no le tenemos mucha imaginación todavía a los títulos de las películas, esta sátira es todavía más agresiva que la anterior porque no habla de un solo presidente, sino de varios, a los que se les ridiculiza contando sencillamente verdades que todo el país conoce de antemano (de hecho si ven el cartel, la burla hacia cierto dirigente copetón se nota a leguas). 

¿A qué quiero llegar con todo esto? Hasta ahora no se han registrado represalias contra las personas que participaron en ambas producciones por dos razones: la primera, el sentido de negación, de hacer como que no saben de qué hablan para lavarse las manos, y la segunda, porque una represalia significaría aceptar que lo que se dice es verdad y sólo empeoraría la ya precaria situación de la política nacional y de sus principales cabecillas. El signo de Caín, hartitos y hartitas del mundo, es poderoso, pues la venganza hacia quien ose desafiarlo es, si nos atenemos a la Biblia, siete veces peor de lo que la maldición era originalmente.

Un último consejo en este post: si quieren apoyar pero no desean precisamente ponerse al tiro de algún nieto maligno del batallón Olimpia, usen el poder mediático y, ¿porqué no? introduzcan algo de anarquía en sus vidas. Y no, no hablo de que se pongan a prenderle fuego a los McDonald's (que ya lo intentaron), sino de demostrar que, como individuos y como pueblo, somos superiores. Sean siempre justos, honestos y trabajadores; sean solidarios con sus semejantes, tengan limpia su consciencia de que no promovieron ningún atropello ni ninguna injusticia; exijan sus derechos sabiendo que ustedes jamás afectaron los derechos de otros; respeten espacios públicos, no estacionen en zonas prohibidas, mantengan limpias las calles, los edificios y los transportes públicos para que así puedan exigir que se les respete su casa, su lugar de trabajo o estudio y su tránsito libre por la ciudad. Y si van a protestar les ruego: recuerden que el enemigo se escuda cómodamente en una camionetota rodeada de policías, no en ese cruce peatonal que tapan impidiendo el paso de niños que van a la escuela o dentro de un camión repartidor cuyo chofer está igual de explotado que ustedes. Quedan advertidos; seamos justos y seamos libres. ¡Adiosito!

(Y no pongo eso de "hasta la victoria siempre" porque... bueno... chairos).