Estoy aburrida. Bastante aburrida...
A veces me gusta creer que alguien me hace caso, pero no es así.
¡Hay que ser felíz en esta vida! ¿No?
Pero para eso se requiere cierta práctica...
Hmm... Nada interesante que añadir... ¬¬
¿Alguna vez han sentido como que alguien los está observando? ¿Y cuando se dan la vuelta al sentir ése escalofrío en la espalda se dan cuenta de que sólo es el póster de x actor o actriz o cantante o lo que sea? A mí me pasa muy seguido... Tal vez por eso me estreso con tanta facilidad. Ajá, es probable.
Por cierto, ¿alguien sabe porqué la gente se quita el estrés de maneras tan... ilógicas? yo me quito el estrés con películas de terror. O de vez en cuando comiendo galletas. Eso es anormal.
Peero lo que sí es EXTRAÑÍSIMO... es que alguien se quite el estrés ¡haciendo cálculos matemáticos! ¿Qué no es ya bastante molesto hacerlo en clases, en un examen que duras hoooooras y al final no entiendes, te equivocaste de respuesta y resulta que vale el 60 % de la calificación?
¡¿QUIÉN SE DESESTRESA HACIENDO ECUACIONES?!
FAVOR DE ALIMENTAR A HOLMES Y A HELSING, GRACIAS.
sábado, 14 de noviembre de 2009
YA ME ESTRESÉ...
Palabras clave de mis desgracias
amigas,
escuela,
estrés,
matemáticas,
yo
jueves, 12 de noviembre de 2009
CRÓNICAS DE UNA PERDICIÓN
Estábamos todos juntos en un bosquecito, ya saben, de día de campo y todo (cortesía de mi sapiencia -sí, cómo no -en un concurso escolar) cuando notamos que dos se nos habían fuado. La Birgada de Rescate (compuesta por mí misma y mis friends, Liz, Fer, Bi, Sua y ya no me acuerdo quién más) fuimos a buscarlos... dentro del bosque.
Naturalmente a los cinco minutos de la inocente caminata ya no teníamos ni idea de dónde estábamos. Oía tras de mí los grititos de horror de las demás y como que ya me estaba entrando miedo. Sobre todo cuando una de ellas comentó:
-A mí me contaron que por aquí a veces se esconden unos tipos que esperan a que pasen muchachas solas...
Gracias por el apoyo moral, pensé.
-No nos perdemos. Nadie se pierde. -dije en un tono nada conviencente. Para qué les cuento cómo nos sentimos al ver una mancha negra-verduzca frente a nosotras y detrás, el murmullo del viento en otoño...
¿Salimos de ahí? ¡Pues claro que sí, si no no la contaría!
Cualquiera puede equivocarse...
Naturalmente a los cinco minutos de la inocente caminata ya no teníamos ni idea de dónde estábamos. Oía tras de mí los grititos de horror de las demás y como que ya me estaba entrando miedo. Sobre todo cuando una de ellas comentó:
-A mí me contaron que por aquí a veces se esconden unos tipos que esperan a que pasen muchachas solas...
Gracias por el apoyo moral, pensé.
-No nos perdemos. Nadie se pierde. -dije en un tono nada conviencente. Para qué les cuento cómo nos sentimos al ver una mancha negra-verduzca frente a nosotras y detrás, el murmullo del viento en otoño...
¿Salimos de ahí? ¡Pues claro que sí, si no no la contaría!
Cualquiera puede equivocarse...
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