PERSONA

¿Qué nos hace persona? En la antigua Roma, ser persona significaba que eras capitalino, que tenías un puesto importante, y que eras la cabeza de una familia. Actualmente, el ser persona es una palabra que se dice a lo tonto, algo muy a la ligera. Solemos decir "soy una persona y tengo derechos", pero si de verdad fuéramos personas, los derechos nos preocuparían menos que las obligaciones.
¿Qué nos hace persona? Para los cristianos, todos somos personas, hijos de Dios, pero en la práctica se discriminan a muchos, a los que piensan diferente, a las mujeres liberales, a los homosexuales, a los que son de diferente religión. Para los nazis, sólo los arios eran personas; para los conquistadores, sólo ellos lo son. Todos los demás pertenecen a la raza inferior, ni siquiera se les trata como humanos.
¿Alguien conoce a Howard Phillips Lovecraft? Gran escritor, pero un pésimo ser humano. Odiaba por igual a las mujeres, a los negros y a los judíos, considerándolos como criaturas inferiores y patéticas que estaban aún por debajo de los mismos animales domésticos.
En nombre de tantas cosas, del nacionalismo, de la fe, de la moral, son millones los seres humanos que son marginados y despreciados. Los pocos que se aceptan, ya sea por su dinero, por su fama, por su piel, por su credo, se despedazan entre ellos cual víboras en el fondo de un nido, y, bajo este nido, los demás tiemblan, temerosos de sus venenosas lenguas.
¿Soy una persona? Eso es muy ambivalente. Para ellos (las víboras) soy algo muy cercano a lo reprobable. Soy anormal, peligrosa, inútil, prescindible. Para mí, ellos dejaron de ser humanos hace tiempo. ¿Qué son personas? ¿Acaso son ésas que se alzan contra otros inocentes en nombre de Dios o de la paz o de la justicia? ¿Existe algo verdaderamente poderoso que justifique el genocidio, la discriminación, el odio, el sufrimiento?
Pasa que entre nosotros mismos nos detestemos, pero hay otros que sufren de las mismas condiciones sin posibilidades de defenderse. ¿Es persona aquélla que desprecia a los animales hasta caer en el odio? ¿Aquélla que goza tirándolos a la calle, que los golpea, que los atropella, que los asesina? Y, ¿es persona aquélla que ve cómo estos actos de maldad ocurren ante sus ojos y no hace nada?
Ya nadie confía en nadie. Todos pelean, eternamente hundidos en un círculo vicioso. Ricos y pobres, credos contra credos, razas contra razas, buscando de la manera equivocada la respuesta a la pregunta, quién es más poderoso, más bendito, más importante.
Cuánto desearía decirles que, sin importar nuestra posición económica, nuestra lengua, nuestra tierra, nuestra creencia, todos provenimos de un mismo origen y somos, en lo más hondo de nuestro ser, en nuestra esencia, aquélla luz bendita que nos comunica con el Universo, exactamente iguales. Todos somos uno.
Pero ni siquiera las religiones parecen entenderlo. Luchan en nombre de su fe y destruyen aquello que no comprenden. Ya no es novedad escuchar "No hay ningún Dios", porque nosotros mismos lo hemos hecho asi, porque hemos dejado de creer a causa de tanto sufrimiento. Decimos entonces "a partir de ahora creo solamente en lo que puedo ver y tocar", pero ¿puedes ver y tocar tu alma? No. Y aún así sientes, cada día, un peso cálido y dulce en el fondo de tu pecho, cuyo origen desconoces pero, por quién sabe qué razón, te reconforta. Porque cuando ese peso desaparece, sientes fríos y te crees solo.
Nadie puede ver y tocar el aire, pero ahí está. Nadie puede ver y tocar el centro de la Tierra, pero los cientificos creen en ella. En cada ciencia hay algo oculto, un punto en que no puedes avanzar más. Todos saben del Big Bang, pero nadie sabe qué ocasionó que de pronto, las moléculas inertes se pusieran en movimiento y comenzaran el Alfa. ¿Qué fue lo que las hizo despertar de tan inocente sueño? Ahí es cuando debemos dejar de escuchar, dejar de ver, dejar de oír, y sentir.
Nadie sabe qué hace que el corazón lata y los pulmones trabajen y el cerebro procese tanta información, y sin embargo todos lo aceptamos. Porque en cada ciencia hay algo de divino, algo de inexplicable, algo que nos hace recordar la fe y sentirla, aunque sea sólo una vibración de emoción cuando lo meditamos.
Si aceptáramos a los demás tal y como aceptamos nuestros latidos, nuestros cerebros y nuestro Big Bang, entonces veríamos que en cada uno de nosotros hay algo de científico (lo que nos diferencia) y algo de divino (lo que nos unifica), y que sin importar de dónde seamos o lo que seamos, siempre seremos todos una verdadera PERSONA.

Because we share life, because all of us feel how our heart are beating, because Jesus or Budah or Alá were outcasts as the jewish, the black people and the women were once, because everything comes from the same beautiful light of love...

P.D Sorry, me agarró la nostalgia de cierta fría madrugada de un Diciembre cinco años atrás...