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miércoles, 3 de octubre de 2012

EL NACIMIENTO DE LA LOBITA, O DE COSAS DESGRADABLES DEL PASADO

Ya saben ustedes y ustedas (rayos, deberían incluir esas palabras a la jerga local) que no soy muy fan de bajarme la autoestima al prójimo, prefiero hacerlo sufrir con historias macabras y esas cosas  pero hay ocasiones en que la necesidad exige que nos pongamos serios y hablemos de cosas que, en otras situaciones más pintorescas no mencionaríamos, llámenle el Holocausto, el cuento de Heminway, las calificaciones que parecen panteones dibujados...Y el bullying.
Muchos aqui (espero) están en contra del bullying. La gran mayoría de seguro conoce a alguien que ha sido o es víctima de bullying, y algunos cuantos solo se unen a la causa porque saben que es algo malo (es como el apartheid pero en versión escolar, para que se den una idea). Pero habemos algunos, muchos algunos, que estamos en contra por razones mucho más tristes, mucho más significativas. Esos alguienes entramos en dos categorías: o perdimos a alguien muy querido por culpa del bullying, o nosotros mismos fuimos víctimas.
En mi caso...(atáquense) es la segunda razón.
He aquí pues la triste historia de como una niñita llamada Itch tuvo que convertirse en una Lobita cruel, fría y fuerte para sobrevivir.
Hace ya muchos ayeres, entré a la secundaria muy contenta y emocionada, esperando que pasaran las cosas más geniales y ver si aquí, por fin, encontraba amigos (el caso es que soy antisocial desde que me acuerdo, casi siempre porque mis ideas, como de seguro ya se dieron cuenta, chocan con las de medio mundo); al principio todo era normal, tranquilo...Y al cabo de dos meses pasé ser de persona non grata a víctima directa del bullying. ¿La razón? TODOS en la escuela eran personas completamente fuera de foco, al menos para mi. Las chicas usaban escotes innecesarios, faldas excesivamente cortas, maquillaje hasta donde no se suele usar, y los chicos...bueno, su aspiración en la vida era ganar dinero fácil y rápido y tener a cuanta muchacha pudieran; todos sin excepción gustaban del reggaeton y la banda, de las fiestas y los insultos, las bromas y el pandemonium. Yo, protegida por mis libros, mi música y mi concepto de locura, no pegaba con ellos ni con cola loca, y tomaron la decision de que, si no podían convertirme en una de ellos, entonces me harían cachitos.
Durante casi dos años, el acoso fue continuo y en muchos niveles. Insultos desagradables respecto a mi miopía y a mi forma extraña de caminar (con la cabeza agachada) me regalaron apoditos tan simpaticos como "ciega" y "jorobada"; la diversión era casi románica, y la bestia a la que torturaban en su coliseo personal, o sease el salon, era yo. Golpes con papelitos, dulces y borradores eran lo común, pero si se sentían "inspirados" tenía que esquivar latas de refresco; cuando menos me lo esperaba, perdía un cuaderno o mi sueter, y solía encontrarlos en el bote de la basura; se burlaban de mi pelo, que siempre he llevado corto. Se burlaban de mis lentes y a veces me los quitaban para usarlos de pelotas de tenis (yo aun no me explico como sobrevivieron a tanto embate); a mi llanto desesperado seguía el eco de las burlas que a veces todavía me persiguen... "Miren a la ciega, esta llorando...no vas a ir con tu mami a llorar, horrorosa???" y otras cosas similares eran lo que debía soportar con estoicismo. Yo, por mi parte, no dije nada a los maestros, porque eso era echarme la soga al cuello; y, cuando éstos se dieron cuenta, no hicieron nada en absoluto. Mamá no se enteró, estaba pasando una mala racha emocional y no quería empeorársela.
Mi refugio de tanta tortura era la biblioteca. Ahí me secaba las lágrimas en las páginas de Poe, de Maupassant, de Verne. Ahí siempre había un eco del pasado que me susurraba que todo podía ir mejor. Ahí, como era terreno vedado para los otros, conocía la paz. Cuando salía de la escuela, corría a toda prisa a mi casa a tirarme en mi cama para llorar la amargura y el odio. Desee, por primera vez en mi vida, ver sucumbir a alguien en la angustia y la desgracia; quise desgarrar sus caras con mis uñas y echar carbonato en las heridas sangrantes de aquéllos que se divertían con mi dolor para hacerles sentir una milésima parte del horror que yo sentía diariamente. En mis sueños, la realidad se distorsionaba: no había golpes, no había burlas, podía escapar fácilmente de las trampas y de los encierros, y ellos se marchaban para siempre. Pero no era así, nunca fue así. Y tenía que pelear día a día por conservar la calma en ése caos enfermizo. A la pequeña lobezna que había tropezado sin querer en su lazo la apaleaban día tras día, desgarrando su piel y dejándole marcas permanentes.
Ellos no contaron con que la lobezna crecería, y con ella, también sus garras y sus colmillos.
Después de tanta soledad, tristeza y miedo, finalmente, un día, me llegó la libertad. Y no fue gracias al apoyo de nadie, sino de una amistosa mano extranjera, que no tenía deber de ninguna clase conmigo, pero que por primera vez desde que había llegado al Noveno Círculo, me hizo sentir contenta, confiada y querida. Y gracias a ésa amistad, logré sacar fuerzas. Logré salir del agujero, logré sentarme en un rincón y curar mis heridas hasta que me repuse y me fortalecí. En tercer año, el bullying continuaba por parte de unos cuantos, pero su poder se había reducido considerablemente. Sus palabras se volvieron mudas a mis oídos, sus burlas se esfumaron, sus ataques ya no dolían. Sólo era cuestión de tiempo, me dije, para formular mi venganza; y la venganza llegó, otra vez desde el otro lado del Atlántico, como un vendaval con tintes anglosajones que despertó la rabia de muchas y el desconcierto eterno de mis enemigos, que no reconocían en mí ninguna belleza física y no comprendían como alguien podía ver en mí virtudes que me hacían digna de tener una amistad. Y solamente así logré quitarme para siempre el estigma, y...¿ellos? Poco importan para mi. Sus caminos son tan opuestos al mío que no vale la pena preguntárselo, aunque sus nombres quedaron adheridos a mi mente y mi corazón con el dolor punzante que deja una vieja herida, como deben sentirse los restos de los campos de concentración en Europa, recuerdos imborrables pero que a la vez te hacen más fuerte, y te hacen ver las cosas desde otro ángulo.
Lo cierto es que no todos poseen la suerte de sobrevivir a experiencias idénticas. Muchos se quedan en el camino, desesperados y atemorizados, y terminan su vida sin asimilar que cuando salgan de ése averno en que las escuelas se han convertido todo cambiará. Por eso digo que, sin importar cual sea tu caso, ames tu vida y luches para lograr tus objetivos, sin importar cuantos esten ahi para impedirtelo.
Y bueno, así concluimos esta deprimente crónica del origen de mi acusada frialdad hacia otras personas. Espero que estén todos bien y recuerden, nunca hagan a otros el daño que no desean sufrir también. Adiosito.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Muchas gracias por compartir tus duras experiencias del pasado. Es duro recordar cosas que nos lastimaron de pequeños y que nos marcaron de por vida, pero como bien dices... esas cosas te hacen más fuerte y te ayudan a ver la vida desde un punto de vista más profundo y menos superficial :D!

Unknown dijo...

Muchas gracias por compartir tu pasado. Es duro cuando tienes que recordar cosas hirientes qu ete marcaron de por vida, pero es como dices... esas cosas te hacen más fuerte, te empujan para seguir adelante y te ayudan a vr el mundo de una manera menos superficial. :D!

Reinhardt Langerhans dijo...

Rayos... me llegó y me sentí identificado con tu éxodo infernal en la secundaria, Lobita.

Te contaré una historia, que me reservo para muy pocos, trágica que le ocurrió a este escriba.

Contáctame en la red social azulina algún día y te cuento.

Saludos.

Unknown dijo...

Me encanta tu blog y me agrada mucho tu forma de ser, por lo que se permites enseñarnos de ti a través de este.
En primaria no tenia ni un amigo... tuve una amiga, bueno a lo que yo consideraba amiga hasta que me vi que se reía de mí junto con las del salón. No era popular, nada. Usaba lentes, seria, me gustaba leer y una vez se me ocurrió preguntarles porque hablaban mal de la gente que no estaba presente o porque juzgaban con tanta ligereza a las personas...cabe mi tumba. Me llevaba muy bien con los amigos de mi hermana la mayor...uno de ellos parecía vampiro. (xD) bueno, sólo quería comentarte eso. yo estoy empezando mi blog. cuídate.

Unknown dijo...

creo que no se publico mi comentario, pero aquí va de nuevo. Sólo quería decir que me encanta tu blog y me agrada mucho tu forma de ser, lo que dejas escapar de ti por medio de este. En primaria no tuve amigos...tuve una amiga, a la que yo consideraba amiga, hasta que vi un día que se reía de mi con las del salón, me dolió mucho y ne cambie de escuela... que tampoco hice amigos, porque se me ocurre el primer día en el recreo preguntarles porque hablaban mal de las personas que no estaban presentes o porque las juzgaban con tanta ligereza...ah, cabe mi tumba. Y para colmo, usaba lentes, era seria, aplicada y siempre estaba leyendo o escribiendo.
Yo acabo de empezar mi blog. Bueno, cuídate y gracias.

Unknown dijo...

me encanta tu blog! no puedo evitar soltar una risita al leer expresiones que yo misma uso a diario, pero esta vez en lugar de risas solte lagrimas, en verdad parece que fue hace miles de ayeres cuando pase por la secundaria... la verdad no se como me libre de ser victima del acoso escolar, siendo que no cumplia ni remotamente con los estandares de popularidad. Era (soy) amante de la lectura, tambien usaba anteojos(los cuales me los rompieron mis amados compañeros), y para terminar me provoca nauseas el regueton... aun asi nunca se atrevieron a atacarme, no directamente. Mi amiga, a la que si molestaban, decia que a mi me dejaban relativamente en paz por que me tenian miedo... ´les da horror tu forma de mirar´ me decia. En fin, da pena que la ignorancia y el pensamiento en masa sean dominantes, es triste ver que la mediocridad y lo superficial hace que los jovenes sean poco menos que bestias. A veces dan ganas de empalarlos..digo, mandarlos al sicologo =)