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jueves, 22 de diciembre de 2011

LOBITA EN EL PAÍS DE LOS BEBÉS

No, no es que finalmente haya logrado que la bizarrería hiciera de mí un imán de accidentes anormales y haya terminado yo encerrada en un cunero. Se trata de una tierna (bueno, ni tanto) historia que comencé el post anterior y que hoy termino para su deleite.
Verán ustedes, hace mucho tiempo, en una galaxia no muy lejana llamada preparatoria, a cierta maestra nuestra se le ocurrió que lo más prudente era enseñarnos la responsabilidad de un asuntillo muy delicado: la paternidad.
Resulta que esta maestra nos puso por parejas al azar, apuntando primero los nombres de todas las mujeres y, sobre èstos, colocó un papel blanco dizque para que no vieran los nombres y los chicos escribieran sus propios nombres sobre los nuestros. Yo había tenido la "audaz" idea de escribir mi nombre hasta abajo, para ser madre soltera, pero quiso la mala suerte hacerme una jugada y terminé emparejada con mi mejor amigo, Alejandre. De hecho, muchas parejas quedaron terriblemente disparejas, como por ejemplo:
-Fer Jonas y el maniático pseudo científico loco nerd videojuerguista.
-Lupe la Histérica y el muchacho más ido del salón.
-Ellie y Dan, el lunático ex inquisidor general (actualmente sé de buena fuente que ingresó al ejército O.o)
En otros casos, pareciera que el cielo había destinado a la gente a permanecer junta por siempre, como los de los novios que terminaron emparejados para el experimento. Como desagravio a las chicas, la maestra nos permitió elegir el sexo del bebé. Yo, que ya en casa tenía un bebito de plástico que físicamente se notaba que era niña, lidié con el padre (o, como dijimos en secreto, el "idiota que mantenía al fruto del amor entre nosotras y el hombre de nuestra elección" -imaginarán a quién le atribuí la 'paternidad' de la nenita -) para ponerle un nombre. Y la pequeñuela terminó llamándose Victoria Rachel.
Esa muñequita de arriba fue mi hija por casi un mes (la idea era traer a los críos por dos semanas, pero la Física en esa escuela es tan inestable como si estuviéramos sobre un agujero negro así que...).
Desde el primer día hubo broncas aterradoras: madres desesperadas vs padres irresponsables, desconocimiento total de cómo cambiarle un pañal a los niños, competencia por saber qué bebé tenía el mejor guardarropa, guerra de biberones, gritos, llantos, problemas maritales (¡no, en serio, hubo unos que querían divorciarse!) y quién sabe qué tanto jaloneo más.
¿Y yo? Yo vivía en un paraíso. Claro, el paraíso me costó trabajo porque el dichoso padre de Victoria no veía mal andar cargando los bebés de las huevonas madres solteras que suspiraban por él ¬¬ y mientras tanto yo lidiaba con la mochila, el pañalero, los biberones, la criatura y el lonche. Por suerte, Abby, que tiene una vena maternal tan fuerte que decidió estudiar Docencia, me ayudó a superar el pequeño trauma del padre tonto.
Hubo muchos eventos memorables, como:
*Fin de semana de padres e hijos, y las madres fuimos libres, ¡liiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiibreeeeeeeeeeeees!
*Guardería cuando íbamos al laboratorio, porque el profe de Informática se rindió la quinta vez que sacó a ocho madres por cambiarles el pañal sobre el teclado de la PC.
*El asunto de la tortuga: resulta que por un trabajo, unos muchachos llevaron una tortuga gigante inflable. Durante el recreo, pusieron a todos los bebés encima de la tortuga y los bajaron así para tenerlos bien resguardados. Me cae que los niños, de haber sido reales, se habrían divertido como nunca.

La bebé de la izquierda es Génesis, hija de una de las del salón; la de la derecha es, claro la pequeña Lobeznita Victoria, precisamente el día de la tortuga inflable gigante.
Tambien, a causa de este experimento, me era imposible separarme de la criatura, a tal grado que Mamá Loba me exigió acondicionar una silla para convertirla en cuna (momento flashback, porque cuentan que cuando yo nací no tenía cuna, y por lo tanto dormía en una silla... sniff, soy pobre...) y el día que Fer me invitó a comer a su casa, tuve que ir con todo y niña en el camión. Aquí descubrí dos cosas, la primera, que el bebé hace contrapeso cuando vas parad@ en el camión, y la segunda que nunca falta la vieja lonjuda fea y baquetona que usará todo su trasero para que no te sientes en el asiento de al lado aunque (como en mi caso) te vea con un bultito envuelto en mantas que seguramente es un bebé.
Pero por fin, esta historia finalizó.


En la primera foto pueden ver a todos los de mi grupo con sus pequeños, el día de cierre de experimento. En la segunda, están los orgullosos "padres". El tipo de la izquierda con dos bebés y chaleco negro fue mi pareja del experimento -.- Y luego, de izquierda a derecha y de arriba abajo están: Toño, Paco, Noé, Dan, Gustav, Jez, Dante, Ramses, Hector, Rafael, Aguirre, Hugo y Diego (ah caray, me faltó gente O.o).
Cuando hicimos el cierre, hubo lágrimas, llantos y moqueos; literalmente sollozamos sobre los pobres bebés de juguete e hicimos sesión en la que por poco nos echábamos a cantar kumbaya o algo así. Y después de liberados de aquella ardua carga, en que aprendimos muchas cosas sobre nosotros mismos y sobre los demás...
JEZ: Guerra de bebés!!
Y los bebés volaron sobre nuestras cabezas.
Y esa fue la historia de cómo Lobita fue madre por casi un mes, y de muchos pormenores enloquecedores por causa de ello. Ustedes, ¿se atreverían a hacer ese experimento?
Adiosito!!

P.D El de Derecho Romano ya subió calificaciones, ¿y saben cuánto me sacó el malnacido? ¡¡70!! ¡¡70 de calificacion por todo mi bendito esfuerzo!! ¬¬ que se J-O-D-A.

3 comentarios:

Guerrero dijo...

Como cambian los tiempos, uno cuidaba huevos una semana y volaban lejos, ahora los mendigos chamacos un mes y se quieren quedar más tiempo... Que tristedecir adiós a los hijos...

Ya en serio una compañera llevó uno de ellos por sus práctics (los estaban probando) y terminaron matandolo por prestarlo a todo el salón, terminó con daño cerebral por fractura de nuca. Pero espero que el mensaje sea claro, si no se es capaz de hacer algo como este experimento no tengas hijos, que es una responsabilidad inimaginable.

Creo que pudo ser peor Lobita pero sobrevisiste.

Saludos!!

Sajalin dijo...

Que experiencia tan bizarra!!

Habia que estar ahí para ver cambiar a un bebe arriba del teclado de computadora!

Gracias por la historia, muy anecdotica en verdad.

Saludos
Sajalin

Reinhardt Langerhans dijo...

Me gustan los bebés :D [cuando no chillan, hacen popó o ambas, claro xD] y curiosamente me gusta el nombre de Victoria (entre algunos varios) para la que quiero sea mi futura hija :3
Pero bueno xD Ese no es el tema.
Esos experimentos looocos con bebés que siempre quise parecen no ser tan buenos como llegué a pensar D: Esos padres de hoy en día, no no... nomás faltaba que les dijeran a ustedes chicas que les hicieran un sándwich o algo así ._.
En respuesta a tu pregunta, ¡sí! :D Yo sí me atrevería a tomar ese experimento loco -w-

Saludos, Lobita :)
Suerte con el frío y que tengas una linda nochebuena :3