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sábado, 24 de marzo de 2012

COSAS RARAS, MOLESTAS Y TERRORÍFICAS

Luego de literalmente echar la flojera y dejar abandonado este pobrecito blog mio, he vuelto para continuar con mis permanentes quejas. El videoblog ya casi está listo, solo necesito acomodar el opening que por lo visto anda de rebelde y simplemente no está jalando como debería ¬¬
En primera, tengo un bloqueo interminente de escritora. Siguiendo con mi creciente obsesión cariño hacia la mitología nórdica (Mamá Loba insiste en decir que sus deidades son una bola de brutos neanderthales, pero en fin...) me he puesto a escribir, luego de casi cinco años de no hacerlo, una prosa épica basada en mis novedosos conocimientos de éstos curiosos mitos y leyendas. Desafortunadamente apenas voy en el capítulo cuatro en parte porque me he puesto a trabajar como burrito endrogado con planta de café en fanfics y en parte porque la escuela es una soberana porqueria, por Dios ¡¡me quiero moriiiiiiir!! una cosa que requiere como el 200% de responsabilidad.
Pero si los bloqueos, por más música inspiradora que escuche, son una cosa fastidiosa, lo que me ocurrió el jueves se lleva el premio.
Mientras iba de regreso de la escuela me senté en uno de los asientos de más atrás en el camión (ésa ruta simpatiquísima en la que por cada persona que baja se suben como diez), tratando de concentrarme en la inmortalidad del cangrejo o en lo que fuera para evitar sentir el mareo del calor, pues estamos hablando de un camión atiborrado (literalmente) con personas gruesas y sudorosas y con las mayoría de las ventanas cerradas, así que el ambiente era asqueroso y sofocante. Total que mientras mi cerebro luchaba contra una posible muerte por calor humano, el "encantador" sujeto que iba sentadote el lado mío empezó a cabecear peligrosamente; resultaba una buena noticia porque ya ven que dicen que cuando duermes respiras menos, así que si el sujeto en cuestión entraba en el "sueño de Odín" camionero pues al menos me aseguraba de tener un poco más de oxígeno para mí misma (muajajajaja soy maligna >:D). Por desgracia, aunque el susodicho efectivamente cayó en brazos de Morfeo, no vio mejor almohada para su enooooooooorme cabeza que... mi hombro derecho. Cada dos por tres daba una brusca cabeceada, producto de los bamboleos del camión, y luego dejaba caer pesadamente su calaverota sobre mi pequeño hombro con la confianza con queyo haría lo mismo en los hombros de mi mamá o de mi mejor amiga. La situación molestona se repitió varias veces, y yo ya no sabía ni qué hacer o cómo moverme, y empecé a reírme en parte por lo cómico de la escena y en parte de frustración que amenazaba con volverme una mini Hulk en potencia, hasta que otro señor sentado al lado mío me dijo que le diera un codazo al "bello durmiente" para que dejara de estarse echando su sueñecito encima mío. Tres empujones después el dormilón por fin logró espabilarse y la vida siguió como si nada.
Pero la cosa no paró ahí, noooooooooo. El señor que me había dado el amable consejo empezó a hacerme plática (si a ustedes también les ha ocurrido que deben mantener conversaciones con extraños en los camiones, más que entenderme lo están reviviendo) hablando hasta por los codos sobre su trabajo, hasta donde iba, que se quería divorciar (salió a colación eso cuando mencioné que estudiaba para abogada... ¬¬ bueno, mientras solo haya sido por eso...) y un sinfín de cosas. Yo miraba de lejitos a Eze, esperando que por un mísero minuto dejara de repasar la constitución cual vieja cucarachera de iglesia repasando la Biblia y que me echara una mano para, ahora, quitarme de encima al disco rayado, pero eso no sucedió. Por suerte, tanto el señor como Eze se bajaron en el mismo tramo y fui feliz.
Bueno, feliz hasta que anocheció.
Para que me llegara una poca de inspiración para el libro que estoy escribiendo, me puse a buscar libros que trataran el enredoso tema de los dioses nórdicos (quizá luego, en vacaciones, les haga un pequeño post al respecto) en la computadora. Todo estaba ideal, ya saben, luz tenue de lámpara, vasito de leche con choco krispis a un lado, la laptop en mis rodillas, el aire fresco de la noche... La cosa no pudo suceder en mayor alegría y calma.
Entonces me hallé el título de un libro que sonaba insinuativamente divertido y novedoso (el libro se llamaba "Love Song for Laufey's Son de una tal Tracy Nichols) y no dudé en entrar al blog donde estaban fragmentos de los poemas (devocionales, según decía el resumen, y yo con cara de"devo qué??") para echarme un tour y además, como dije, reinspirarme.
Pues... ¿se acuerdan de ése post en que les dije que a veces recibimos demasiada información no requerida ni necesitada y que encima de todo yo soy esa clase de persona que, de entre 100,000 paracaídas que hay encuentra justamente el único que no sirve? Bueno, entonces ya sabrán en qué terminó esta inofensiva excursión.
Resulta que, para empezar, tanto la escritora de éste mencionado libro como la que dirigía el blog al que entré son (por increíble que suene en pleno siglo 21) adeptas a los ritos paganos. Ajá, leyeron bien. De hecho, lo que deduje al leer el blog es que éstas chicas parecían salidas de un híbrido entre las Bacantes (seguidoras frenéticas del dios griego Baco según un dramaturgo de los mismos lindes) y los brujos organizadores de los aquelarres allá en el medievo, solo que estas no se echaban a bailar ni enfrente de una fogata (bueno quizá sí, su "bitácora de adoración" hasta donde recuerdo no lo mencionaba) ni se agarraban a catorrazos al primer idiota que les prohibiera su extraño culto. Lo que ellas buscaban (y creo que lo logran con ayuda de...ejem... la flora local) era ponerse en contacto extraterrenal con su adorado. Lo que me resultó un poquitito chocante es que estas Bacantes versión islandesa llevaban su culto para... ugh... bue, pues para Loki. Así que imagínense la "encantadora" escena de un montón de viejas vestidas como las dizque brujas wicca de los programas estadounidenses y llevando a cabo situaciones que parecen el producto de mezclar al marqués de Sade con las obras de Sofocles y con una pizca de película de terror. Digámoslo así, dejémoslo así.
Total que quince minutos de leer de todo un poco (desde la típica de "me habló en sueñossssss" hasta cosas más tétricas) apagué la computadora con una cara perfectamente indescriptible y me eché a dormir. Pésima idea, porque empecé a tener pesadillas gracias a todo lo que había leído; y digo, la verdad no hace gracia que mientras sueñas cosas bonitas se te aparezca de la nada este simpático hombre sacándote un susto espectacular.
En fin, que todo este revoltijo me sucedió en sólo unas pocas horas. Ya saben la malísima suerte que tengo yo y  debí saber que algo malo se avecinaba luego de casi dos semanas de relativa calma (digo relativa porque entre el profe de Derecho Procesal que ya no halla la forma de sacarme de mis casillas y entre Lobeznito que considera arrojar mis películas por la ventana como un deporte olímpico ya no sé ni a quién irle). Espero que a ustedes les esté yendo un poquitín mejor, y los veré (o leeré mejor dicho) muy pronto.
Adiosito!!

2 comentarios:

Guerrero dijo...

jaja a la otra abrazas al tipo del camión y entras en trtance profundo también. Nunca me ha tocado hablar con nadie en el camión =( (Forever Alone)

Pues cada gente que tiene cada libro...

Saludos!!

Reinhardt Langerhans dijo...

Lo prometido es deuda y ya leí tu entrada, Lobita :3

En cuanto a los camiones... pues yo tuve la experiencia de tomar unos en Cancún y hablar en al menos dos idiomas con gente muy variopinta [literalmente: desde un morenazo de fuego hasta un güerito atomatado xD] con mucha gente interesante.

Los camiones son lugares interesantes *prende hipotético cigarro y da una inhalada* sí que sí... pero bueno, seguro que algo aprendiste de ahí: No hablar con extraños callados... son los más parlanchines D:

Y bueno, un saludo dominguero a primera hora :) Espero tu semana haya estado chida-lira-casimira y que esta que comienza esté mejor n.n

Por cierto, espero con ansias ese videoblog ;)