Es en serio, no se rían.
Desde chiquitita adorable hermosa (sí, cómo no ¬¬) le he tenido miedo a infinidad de coas, tales como... Las arañas, la oscuridad, estar encerrada... cosillas sin importancias y por demás normales.
Pero hay algo que he vivido durante años y que me perturba horrorosamente. ADVERTENCIA: La historia que voy a contar no es apta para personas sensibles o con estómagos débiles.
Cuando yo era pequeña, me gustaba ir a las fiestas. Ya saben, los globos, el pastel, los juegos...
y el payaso.
El payasito en turno era un infeliz desempleado psicópata cuyo único fin al trabajar en fiestas para niños es torturar mentes inocentes, robarse los licores de la casa y sabrosearse a la mamá (¡y no me digan que no es cierto!). Por eso yo les tenía cierta renuencia.
De hecho, mi relación con los payasos-arlequines-bufones. etc es tan pero tan mala. Son criaturas malvadas y dementes que te traumatizan hasta la demencia. Ejemplos hay muchos: Eso el payaso, el Guasón o Joker, los dizque payasos esos que te vendne dulces y globos en la calle (de hecho, más que vendértelos te los avientan en la mano para que te veas obligado a pagarlos, como un asalto a máxima velocidad en reversa).
Obviamente, preferí inclinamre por los magos, esos simpáticos hombres sin la cara blanca de aspecto barrigón o delgaducho acompañados de graciosos animalitos y asistentes amables. Entonces, de pequeña preferia mil veces ayudar en algún truco de fiesta (no, nunca me tocó el chafa-truco del conejo con sombrero, pero sí uno con un pollito, y me regalaron el pollito... extraño ese pollito), en vez de ser víctima pública de los clowns.
Así que, ahí lo tienen.
P.D Irónicamente, Hugh Jackman trabajó como payaso de fiestas en su juventud, y de adulto salió en una película llamada El Gran Truco, donde hace de mago.
1 comentario:
Jaja cierto, los payasos siempre son como símbolo del horror, ya vez a Centavito de Stephen King en su obra de Eso (IT).
saludos
Publicar un comentario