Como ya casi se nos acaba el año, me di a la tarea de memorizar todos esos eventos divertidos (y también trágicos) que me roderon. El que más impactó fue, claramente, el de la influenza. Pero como no soy muy fan de recordar ése tipo de cosas, pues vamonos a la escuela.
Ay, mi adorada escuela, Un mugroso edificio con toda la pinta de ser un reclusorio... aaaaay, cómo lo extraño...
VOZ DE FONDO: ¡Sí, tú, cómo no!
Todos nosotros éramos criaturas felices, contentas de volver a vernos las caras... hasta que nos enteramos que nuestro nuevo salón era un aula móvil que, más que aula, parecía horno de microondas (sí, leyeron bien: MI-CRO-ON-DAS). Todos los días salíamos despidiendo un olorcito a pollo rostizado y con un bronceado que ni en una semana en Acapulco lograríamos. Pero eso sí, a la salida nos teníamos que quedar a barrer el salón (¿entonces para qué les pagamos a los de intendenciaaaaaaaaaaa?).
Total que en éste hornito mágico conocí a mi primer amor. Ja!! fue sarcasmo. El amor apesta, lo saben bien. No, me refiero a que aqui leí por primera vez la saga de Crepúsculo. Sí, porque TODOS en el salón leyeron ese maldito libro una y otra y otra vez. Y que no se atrevan a negarlo!!
Lo siguiente que pasó fueron los exámenes. Con el asunto de las "vacaciones forzosas" nos vimos en la penosa necesidad (sí, cómo no) de enriquecer nuestra cultura gracias a la magnifica internet (lease también:no teníamos nada que hacer, entonces nos pusimos a hacernos metroflogs, myspace, hi5 etc.). Yo en lo personal nunca llegué a buen término con esas cosas, soy pésima para las redes sociales. Entonces, cuando regresamos a la escuela, ¡zaz! Otras dos semanas de descanso a fuerza y el resultado: unos exámenes que, juntos, formaban un panteón con tantas cruces. En mi vida había reprobado tanto, hasta miedo me daba enseñarle le dichosa boleta a mi santa madre. Más bien corría como quien lleva una bomba de tiempo en la mano, falsificaba con singular alegria (como dice un médico amigo mío) la firma y huía como las cobardes a echar el original al escusado diciendo bien cineasta:
_Te veré en el infierno, 5 en matemáticas.
En fin...
Lo siguiente que ocurrió fue la obsesión aún incomprensible de una amiga mía por los Jonas. Como en mi precaria situación yo no estaba en posición de discutir (más detalles en el siguiente recuerdo) tuve que hacerme la occisa y escuchar atentamente. Pues como diría un tipo que nos gobernó muchas decadas atrás:
El respeto al derecho ajeno es la paz.
O sea:
El respeto a las celebridades admiradas por otra amiga tuya, aunque te caigan peor que examen de trigonometría, es la paz, o sea que ella también aguantará escucharte horas hablando del mismo idiota que te gusta a tí (perdon por lo de idiota, pero si no lo escribo entonces estaré en graves problemas).
Y finalmente, la escuela finalizó en verano, con dos maquetas encima, un profesor desquiciado y un puñado de locuras que todavía extraño. Por lo pronto, sé que nunca extrañaré el horno movil en que vivíamos (porque, señores, la escuela es VIVIR, vivir con tus amigos, con tus conocidos, novios, ex novios, los profes, los de la cooperativa que no es precisamente muy cooperativa que digamos, etc), y la verdad ahí aprendí una lección muy interesante:
Los refrescos de cola, si les añades sodio y una pastilla anticonceptiva, pueden ser lanzados al auto del maestro que peor te caiga y sacarle el susto de su vida. Muajajajajajajajaja!!! Qué mala soy.
PROXIMO CAPÍTULO: LAS CELEBRIDADES.
1 comentario:
Qué horror con tu salón de clases. ¿Les hacían barrer?
Y yo me quejaba de que nos pusieran a recoger basura después de recreo... bueno... ahora que lo pienso ahí se va. Pero al menos mi salón no era un microondas... era mas bien un pequeño sauna que apestaba a AXE.
^^ Muy lindo tu blog! Sobre todo, muy lindo Hugh Jackman.
Aprovecho para desearos un feliz año nuevo! Espero no tengas más intercambios de regalo este año.
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